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Ante la crisis demográfica, China permitió a las parejas tener un tercer hijo

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Después de décadas de estricto control de la natalidad China enfrenta una profunda crisis demográfica que puede aumentar en los próximos años y entorpecer su crecimiento económico y las intenciones de convertirse en primera potencia mundial. Ahora, Beijing ha comenzado a fomentar que las parejas tengan hasta tres hijos, la cifra necesaria para que se produzca el relevo generacional.

China ha dado un paso más en el vuelco de la política de natalidad del Partido Comunista con la intención de fomentar que las parejas tengan hasta tres hijos para frenar la crisis demográfica inminente a la que se enfrenta el gigante asiático. Décadas de control a la natalidad han afectado seriamente a la pirámide poblacional del país y desbalanceado el equilibrio de géneros.

Desde la década de 1980, China limitó estrictamente a la mayoría de las parejas a tener un hijo, una política que se hizo cumplir con amenazas de multas o pérdida de empleos, lo que llevó a abusos, incluidos abortos forzados. El hecho de poder tener solo un hijo y la preferencia cultural en el ámbito rural hacia los varones hizo que millones de familias asesinaran o abandonaran a sus hijas primogénitas hasta tener un chico.

Esta cuestión ha hecho que el balance de hombres sea mucho mayor que el de mujeres en el país entre las generaciones más jóvenes, algo muy negativo de cara al reemplazo generacional que buscan ahora las autoridades chinas para que la economía pueda seguir creciendo y el país logre convertirse en la primera potencia mundial.

Las reglas se flexibilizaron por primera vez en 2015 para permitir dos niños, ya que las autoridades reconocieron las inminentes consecuencias de la caída de la tasa de natalidad. El temor abrumador es que China envejezca antes de volverse rica. Seis años después el tercer hijo también será permitido.

Adultos y niños montan bicicletas en un parque público en Beijing, el sábado 21 de agosto de 2021.
Adultos y niños montan bicicletas en un parque público en Beijing, el sábado 21 de agosto de 2021.  © Mark Schiefelbein / AP

La política de un solo hijo resultó una amenaza para la economía a largo plazo

China promocionó durante mucho tiempo su política de un solo hijo como un éxito en la prevención de 400 millones de nacimientos adicionales en el país más poblado del mundo, ahorrando así recursos y ayudando a impulsar el crecimiento económico. La política fue exitosa para un país en vías de desarrollo que no podía garantizar el bienestar de millones de ciudadanos.

Pero ahora las tornas cambian. China ha dejado de ser un país en vías de desarrollo hace tiempo y es una potencia económica que busca acrecentar su estatus, algo que requiere de mano de obra y un relevo generacional que pueda sostener todas las pensiones de las personas jubiladas.

Para que este relevo generacional se efectúe de forma integra es necesario que cada mujer tenga de media 2,1 hijos, una cifra que solamente se puede alcanzar fomentando que cada familia tenga tres. Este promedio se obtiene presuponiendo que una de cada diez mujeres no tendrá hijos y las otras nueve deben tener tres.

El número de personas en edad laboral en China ha disminuido durante la última década y la población apenas ha crecido, lo que se suma a las tensiones en una sociedad que envejece.

Un censo gubernamental realizado una vez por década encontró que la población aumentó a 1.411 millones de personas el año pasado, 72 millones más que en 2010. Cifras insuficientes para mantener el ritmo de crecimiento que China ha experimentado en las últimas décadas.

Las estadísticas muestran que 12 millones de bebés nacieron el año pasado, un 18% menos que los 14,6 millones de 2019.

Los chinos mayores de 60 años, que suman 264 millones, representaron el 18,7% de la población total del país en 2020, 5,44 puntos porcentuales más que en 2010. Al mismo tiempo, la población en edad de trabajar cayó al 63,3% del total desde el 70,1% de hace una década.

El cambio a la regla de los dos hijos provocó un aumento temporal en el número de nacimientos, pero sus efectos pronto desaparecieron y el número total de nacimientos continuó cayendo porque muchas mujeres continuaron decidiendo no formar una familia. El aumento de las familias que rechacen tener hijos es una consecuencia directa del desarrollo de los países.

Sin embargo, el enriquecimiento todavía no ha llegado a toda la población del país, algo que puede peligrar si efectivamente los ciudadanos chinos alcanzan altas tasas de envejecimiento durante los próximos años.Los niños sostienen banderas chinas mientras posan para una foto en la Plaza de Tiananmen en Beijing, el 22 de junio de 2021.  © Mark Schiefelbein / AP

Medidas para fomentar el aumento de la tasa de nacimiento

El Comité Permanente de la Asamblea Popular Nacional canceló todas las multas vigentes para aquellas familias que quisieran tener tres hijos y planteó el inicio de una serie de beneficios laborales para todos aquellos que decidan ser padres. Deben introducirse nuevas medidas en las finanzas, los impuestos, la educación, la vivienda y el empleo «para aliviar la carga sobre las familias», aseguró el organismo.

También busca abordar la discriminación de larga data contra las mujeres embarazadas y las nuevas madres en el lugar de trabajo, que se considera uno de los principales desincentivos para tener más hijos, junto con los altos costos y las viviendas pequeñas.

Con cuestiones de esta índole se intentará que las familias urbanas de china puedan tener una mayor facilidad para concebir una familia de tres hijos que pueda ayudar al futuro económico del país.

Este artículo fue traducido de su original en la cadena de France 24 en inglés

Fuente:france24

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