La medida suscita un sinfín de polémicas, entre quienes se alegran por ver a la ciudad como «un museo» y quienes rechazan que se convierta en un ‘Luna park’
Venecia puede convertirse en una especie de museo a partir del verano de 2022. Para ingresar en la ciudad de los canales será necesario reservar, pagar una tarifa de acceso y pasar por los torniquetes ubicados en los principales accesos al centro histórico.
Los que aprueban la medida afirman que «Venecia se convertirá en un museo». Pero quienes la rechazan por considerarla irrealizable sostienen que Venecia no se puede convertir en un ‘Luna park’, en un parque de diversión para turistas.
A pesar de las polémicas, el ayuntamiento está decidido a aplicar la medida, que convertirá a Venecia en la primera ciudad del mundo con entrada limitada y de pago. El precio del billete partirá de 3 euros, en las jornadas de menos afluencia turística. La tarifa básica será de 6 euros. Se pagarán hasta 10 euros en los días muy concurridos, como los del célebre carnaval veneciano.
Los trabajadores y residentes de la región de Véneto estarán exentos. Tampoco pagarán los turistas que se alojen en los establecimientos hoteleros de la ciudad (incluido Mestre), los niños menores de seis años y los familiares hasta el tercer grado de residentes.
Será necesario hacer reserva previa, mediante una aplicación o en la web, obteniendo un código QR que permitirá pasar los lectores ópticos de los torniquetes. Estos se ubicarán en lugares estratégicos como piazzale Roma, puente Calatrava y frente a la estación de Santa Lucía.
Gran polémica
Habrá un test de prueba en otoño. Estaba previsto que la medida hubiera entrado en vigor en el 2020, pero se ha retrasado por la pandemia. La decisión ha creado un sinfín de polémicas.
«Es una medida inconstitucional y contraria a la legislación europea. Se podría aplicar para un área limitada, como la plaza de San Marcos, pero ciertamente no para una ciudad entera. Se trata de la consagración de Venecia como parque temático, con la obligación de pagar una entrada. Es humillante para la ciudad y para los visitantes», declara a ‘La Stampa’ el concejal Marco Gasparinetti, que fue candidato a la alcaldía de Venecia por la lista ‘Tierra y Agua’. En la misma línea se expresa el actor veneciano Alessandro Bressa: «Es una locura. Con los torniquetes habrá miles de personas en cola. Será un caos infernal, sin considerar el factor estético».
En cambio, se muestra favorable Raffaele Alajmo, titular de ‘Grancaffè Quadri» en la plaza de San Marcos: «Es muy justo que se pongan los torniquetes. No veo ningún problema. Sería muy positivo transformar Venecia en un museo. Tenemos que revalorizar nuestro patrimonio».
La polémica sobre los torniquetes se remonta al año 2018. Fue entonces cuando, para salvar Venecia de los flujos turísticos desmedidos, el ayuntamiento decidió colocar torniquetes en algunos puntos estratégicos, desviando el exceso de turistas por vías alternativas. Por primera vez se puso en práctica la medida en la fiesta del primero de mayo del 2018, suscitando gran polémica y escándalo.
Los tornos entraron en funcionamiento en dos arterias importantes de la ciudad de los canales, entre las protestas de algunos venecianos. La medida contó con la oposición de activistas antisistema y antiglobalización. Al grito de «Venecia libre, Venecia no es un luna park» removieron uno de los torniquetes colocados a la entrada del puente de Calatrava. Unos 150 agentes de la policía municipal intentaron mantener con dificultad los dispositivos en su ubicación, enfrentándose al grupo de activistas que había colocado un gran cartel con este texto: «Venecia no es una reserva, no estamos en vía de extinción».
Amenaza de la Unesco
La decisión de imponer para el próximo verano la entrada restringida y pagada a Venecia responde a la necesidad que tiene Venecia de ser salvada de una vez por todas de la amenaza de ser incluida en lista negra del Patrimonio Mundial de la Humanidad. Para evitar ese peligro, el gobierno Draghi impuso, desde el primer día de este mes de agosto, la prohibición de que los grandes cruceros pasenpor delante de la plaza de San Marcosy del canal de Giudecca. Gracias a esta medida, la Unesco salvó momentáneamente a Venecia y evitó inscribirla en la lista negra de sitios en peligro, lo que hubiera conllevado perder el estatus de Patrimonio de la Humanidad, reconocimiento otorgado por la citada agencia de las Naciones Unidas en 1987. Además, hubiera sido un desastre para la imagen de Venecia y de Italia.
Pero pospuso, para la 46 sesión que se celebrará en el verano del 2023 en Rusia, adoptar una decisión definitiva sobre su amenaza de incluir a Venecia en la lista negra de sitios en peligro. Estos son algunos de los problemas que en su ultimátum a Venecia en el año 2016 advirtió la agencia de las Naciones Unidas: Exceso de turismo de masas, demasiados cambios en el ecosistema de la laguna, grandes naves frente a la plaza de San Marcos, éxodo de residentes e intereses portuarios.
El dato más alarmante es que Venecia es visitada cada año por 28 millones de turistas, el doble de los que está en condiciones de recibir. Cada día son menos los residentes y más los visitantes. En 1961, Venecia estaba habitada por 137.150 personas; en este 2021 la cifra de residentes está por debajo de 51.000.
Fuente:abc.es