Hoy se cumplen 30 años de la partida de un ídolo nacional que supo ganarse a los niños de las décadas del 60, 70 y 80 con una creación única como fue «Titanes en el ring». Se llamaba Martín Karadagián y había nacido en 1922.
Era un luchador sin igual, aunque la generaciones que lo vieron triunfar en televisión tuvieron, quizás, la imagen de un Karadagián un tanto venido a menos.
Muy pocas personas aún vivas recuerdan la mejor versión del eximio luchador que fue en su juventud cuando de verdad enfrentaba rivales en Estados Unidos y el Caribe, ganándoles gracias a su talento, a su esfuerzo y a su capacidad deportiva.
Años más tarde, haciendo gala también de una gran creatividad, supo rodearse de personas capaces, e inventar un modo «a la argentina» de llevar el catch (cachacascán, del inglés «catch as catch can») a los hogares a través de la televisión, con su inolvidable «Titanes en el ring» y cientos de luchadores como La Momia, El Caballero Rojo, Tufic Memet, El Mercenario Joe, Rubén Peucelle, Benito Durante, José Luis, El Indio Comanche, y tantos otros.
SU RELACIÓN CON LA CIUDAD DE LA PLATA
Pero además, la gran creación de Martín Karadagián, de padre armenio y madre española, tuvo un lazo directo con la ciudad de La Plata, no sólo por las decenas de veces que llenó las instalaciones del club Atenas, sino sobre todo durante los años ’70, porque la mano derecha de Martín terminó siendo un locutor de Canal 9, a quien Karadagián invitó a sumarse como relator de las peleas.
Fue el gran Rodolfo Di Sarli, oriundo de Gonnet, quien no sólo intervino como la voz y el rostro de las transmisiones, sino que era el que escribía las letras de las canciones de los luchadores, y le daba ideas acerca de cuales personajes inventar, ya sean de la historia, como Gengis Kan o de la literatura, como Don Quijote y Sancho Panza, de la mitología, como Ulises el griego, o inclusive de empresas comerciales que podían auspiciar a los luchadores, como «STP», un aceite para autos, o «Yolanka», un yogurt.
30 AÑOS DE SU PARTIDA
El 27 de agosto de 1991 se fue la vida de un verdadero genio que había pasado sus días entre el deporte y algunos excesos, sobre todo en las comidas y el cigarrillo.
Los últimos años lo encontraron con la amputación de una pierna, debiendo transformarse en el «presidente del Jurado» de Titanes en el ring, inclusive con muletas.
Su amor por ese programa de TV era tan grande como el que tenía por su hija Paulina, quién a diario lo recuerda en su cuenta de Twitter, y hoy también envió mensajes a los miles de seguidores que nunca olvidarán al «Gran Martín» el luchador campeón del mundo. (Infocielo)
