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New York, las Torres Gemelas y el rock

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Por Ernesto Edwards /Filósofo y periodista @FILOROCKER

Se cumplen 20 años del atentado en el World Trade Center neoyorkino. ¿Cómo lo vivió el rock?

New York City no es la capital política de ningún estado. Sin embargo, pocos dudarían en otorgarle el título de Capital del Mundo Occidental. Es probable que muchos nos sintamos inclinados a recorrer varios veces toda Europa antes que cualquier otro destino turístico, si lo que se busca es historia, cultura y tradiciones. Sin embargo, la atracción que provoca New York no se compara con nada. Especialmente la popularísima isla de Manhattan, lugar de sueños y fantasías que se han multiplicado descontroladamente a partir de haber sido escenografía y fondo de numerosos filmes inolvidables.

A lo largo de su despliegue, desde que fuera New Amsterdam hasta convertirse en lo que es hoy, atravesó diversas transiciones y marcados contrastes, como que en la superficie pueda verse el glamour de las tiendas de la 5ta. Avenida, y por debajo impresionantes ratas caminando por el subway. O que un ticket teatral te cueste 300 u$s y una indumentaria de marca esté a la mitad que en Argentina. También, haber pasado por un grave período de inseguridad y violencia callejera hasta llegar al otro extremo con la “Tolerancia Cero”. Además es la ciudad en la que podés llegar a encontrarte en el Broadway con Al Pacino, charlar de cine con Woody Allen o saludarte con Daniel Radcliffe, todas situaciones irrepetibles por las que atravesó el autor de esta nota. Aunque, curiosamente, no tenga una sola foto con las Twin Towers de fondo.

Ha quedado dicho que esta ciudad siempre fue de una envidiable amplitud en cuanto a preferencias musicales. Sin embargo, New York está indisolublemente ligada, por diferentes motivos, a la historia del rock. Especialmente en ciertos momentos recientes. Y ha sido mención y alusión de los autores más destacados, que en numerosas ocasiones ambientaron sus historias en sus calles, en sus barrios. Y, lo más sorprendente quizás, por parte de letristas que no nacieron en la Gran Manzana, y ni siquiera en Estados Unidos. Como Lennon, McCartney, Bono, Chris Martin y los de AC/DC. O los Stones o Sting ilustrando algunas de sus portadas con sus imágenes.

Para algunos New York es considerada la capital financiera mundial y para otros tantos es el símbolo del imperialismo yanqui, por lo que puede sonar extraño vincularla con el universo del rock. Sin embargo, su innegable característica cosmopolita, no sólo por el permanente tránsito turístico sino fundamentalmente por la integración de las diversas comunidades, razas y culturas que la componen, la aproximan a la historia rockera. A un rock que le canta. A sus sueños o a sus lados oscuros.

Se están cumpliendo veinte años del cruento atentado a las Torres Gemelas, en el Distrito Financiero, aquel 11 de septiembre de 2001. Hasta ese entonces las imágenes más difundidas que vinculaban New York City con el rock procedían de un británico, John Lennon, instalado en el sombrío Dakota Building, frente al icónico Central Park, en busca de una paz y un anonimato que nunca conseguiría, y que significaría su trágico final, en diciembre de 1980. Mención especial para Leonard Cohen, que con “Hotel Chelsea”, su recordado poema musicalizado, con impostado desdén cita al renombrado hotel neoyorkino en el que pasó una noche de amor y desenfreno sexual con Janis Joplin.

Entre las canciones de rock más relevantes sobre cuestiones neoyorkinas, se destaca “Angel of Harlem”, tributo al legendario blusero Billie Holiday. En 2000 AC/DC graba “Safe in New York City”, que sería resignificada un año después. En este listado no puede faltar “53rd & 3rd” por parte de The Ramones, que hizo famosa a la intersección callejera. Don Henley graba en 1989 “New York Minute”, advirtiendo sobre cómo puede cambiar la vida en la gran ciudad. The Velvet Underground, liderada por Lou Reed, edita “I’m waiting for the man”, narrando una sórdida historia de dealers y drogas en Harlem. Como solista, Reed graba su mega hit “Walk on the Wild Side”, ironizando sobre las excentricidades de la vida real cuando algunos entraban en contacto con el artista pop Andy Warhol.

Para la Ciudad que Nunca Duerme todo cambió trágica, violentamente, en la mañana del citado 11 de septiembre, con sus 2996 muertos. Más allá de algunas teorías conspirativas, el derrumbe de las dos Torres Gemelas que engalanaban la skyline neoyorkina, y que eran símbolo del poderío, sobre todo financiero, de los Estados Unidos, eran polvo, fuego y muerte, tras el masivo atentado terrorista atribuido al talibán. El mundo occidental entró en shock, y creyó, con razón, que si le había pasado a NYC, le podía pasar a cualquiera. Por empatía, identificación o miedo, la solidaridad del mundo de la cultura se hizo presente a través de diversas expresiones artísticas. El rock, conmovido, también aportó, inspirado por el dolor.

Ellos rindieron homenaje a los caídos y a una ciudad en estado de conmoción. Leonard Cohen componiendo “On that day”, mientras estaba en un retiro espiritual en Bombay, expresando “Algunos dicen que lo merecemos”. Beastie Boyscon “An Open letter to NYC”. Gorillaz con “911”. Coldplay con “Politik”. Sheryl Crow con “Out of our heads”. Los Eagles con “Hole in the world”. Eminem con “Without me”. Imagine Dragons con “América” y Paul McCartney, que justo estaba en New York al momento de los ataques, con “Freedom”. Lo propio hicieron desde U2 con “Walk On”, estrenándola en un festival benéfico televisivo diez días después de los atentados. También Fleetwood Mac, con “Illume (9-11)”, los punk de Yellowcard con “Believe”, My Chemical Romance con “Skylines and Turnstiles”, y Bon Jovi con “Bounce”.

Aunque la más emotiva e impactante fue “The Rising” (“la resurrección”) de Bruce Springteen, en el disco de 2002 del mismo nombre, canción narrada como una plegaria en primera persona, dedicada a los bomberos que colaboraron en el rescate de las víctimas, que en muchos casos terminaron muriendo. “No puedo ver nada delante de mí, no puedo ver nada acercándose por detrás. Me abro camino a través de esta oscuridad, no puedo sentir nada más que esta cadena que me ata. He perdido la noción de lo lejos que he ido, lo alto que he subido. Sobre mis espaldas, una piedra de 60 libras, sobre mis hombros, una manguera de media milla. ¡Levántate! Ven, pon tus manos sobre las mías”.New York, amplia en diversidad musical, también adoptó al rock. Que la ha celebrado, rendido tributo, homenajeado, y hasta llorado. Algo que se estará reiterando este sábado, cuando tanta violencia y crueldad siguen siendo imposibles de comprender y asimila.

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