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La reunión de Los Macocos 16 años después para revisitar «Hamlet» con humor y agudeza

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La rica historia de Los Macocos Banda de Teatro dentro de la escena se potencia con la audaz y lograda creación en torno a “Hamlet”, en una propuesta tan hilarante como aguda, que se mantiene en cartel en el porteño Centro Cultural 25 de Mayo con tres funciones semanales.

Entre la propia trayectoria del grupo y la icónica creación de William Shakespeare parece haber surgido una zona de intercambio y diálogo que permite que Los Macocos propongan “Maten a Hamlet” desde el desparpajo de los cuatro bufones que llevan adelante esta versión del cuento.

Daniel Casablanca, Martín Salazar, Gabriel Wolf y Marcelo Xicarts parten como ese cuarteto de desesperados y hambrientos artistas que más por necesidad material que por convencimiento deciden seguir la huella del bufón de Elsinor, Yorick, a cuya calavera le habla el príncipe nórdico en uno de los pasajes emblema del clásico shakespereano con el monólogo de “ser o no ser”.

Y sin embargo, este colectivo surgido a mediados de los 80, separado por una década, vuelto a reunir en 2019 y con un primer título original tras 16 años gracias a “Maten a Hamlet”, no esquiva el drama que domina la legendaria pieza sino que se atreve a una re-lectura creativa en varias dimensiones.

Es por esa decisión –arriesgada y desafiante- que el universo clown desde el que la agrupación irrumpió hace casi cuatro décadas y desde el que también concibió títulos como «La fabulosa historia de los inolvidables Marrapodi» y “Super Crisol (Open 24)”, aquí halla una veta bufonesca que refiere a los usos de la época que se narra pero que a la vez interpela la historia que asume y cuestiona el presente.

“Somos un grupo de teatro que hace humor con estética y ética. La estética va por el lado de la actuación, los gags, las repeticiones, los retruécanos y la rotura de la cuarta pared. En cuanto a la ética podríamos decir que siempre elaboramos los espectáculos con una opinión. Cuando contamos algo sobre un escenario estamos opinando”, le dijo Wolf a Télam en julio de 2019 acerca del carácter de Los Macocos.

Para poder plasmar esa aventura creativa hay un texto ajustado y chispeante a la vez que combina con prestancia la línea narrativa con el uso de gags, una marca registrada de esta Banda de Teatro que aquí se subraya por tratarse de un texto ajeno y célebre.

Ese sutil entramado donde hasta los frecuentes desbordes son parte del mecanismo artístico fue urdido por los protagonistas junto a Sebastián Irigo, también director de la puesta y parte de Los Macocos en ese rol desde el regreso del conjunto en 2019 con la reposición de “Los Albornoz”.

Gracias a esa narrativa precisa en la que el humor jamás abandona el centro de la escena, el elenco que parte en la piel de esos hambrientos artistas -al borde de la inanición pero también con sed de gloria y aplausos- se multiplica en la despojada y funcional escena para asumir otros personajes en su camino a Elsinor.

La epopeya interpretativa que les permite llegar al lugar gracias a una serie de engaños y malentendidos, se multiplica una vez dentro del castillo y es capaz de darle cuerpo al Príncipe Hamlet, a Gertrudis, a Rosencrantz y Guildenstern (a quienes en cada mención o aparición denominan como otras duplas famosas de la historia y el saber popular), a Laertes, a Ofelia, a Claudio y siguen las firmas.

Claro que la formación no cae en buen momento: el rey fue asesinado, su hermano ocupó el trono y se casó con su cuñada, por lo cual los bufones quedan al servicio del príncipe más famoso de la historia del teatro.

La galería de personajes permite el lucimiento interpretativo y adosa elementos a la narrativa sin perder nunca de vista el carácter incómodo y cuestionador del bufón que agita la corte pero que en su crítica habla una lengua actual, inquietante.

El ritmo vertiginoso, las diversas identidades asumidas por las versátiles interpretaciones y un febril pero ensamblado dispositivo de vestuario (a cargo de Analía Morales), escenografía (responsabilidad de Adriana Maestri y Romina Del Prete), iluminación (manejada por Leandra Rodríguez) y música (creada por Axel Krygier), celebran lo teatral y exhiben sus posibilidades técnicas y estéticas.

Pero, evidentemente, la máquina puede encandilar con sus proezas técnicas pero el cuerpo y el alma del espectáculo sigue estando en el atrapante vigor del relato y en el impactante trabajo actoral que muestra que el regreso de Los Macocos obedeció a que tenían algo para decir y para hacer con esas criaturas cómicas capaces del absurdo y el exceso.

Las funciones de “Maten a Hamlet” en el complejo comunal enclavado en Avenida Triunvirato 4444, son los viernes y sábados a las 20; y los domingos a las 12.30 y las entradas están a la venta a través de Alternativa Teatral. (Telam)

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