Alexander Schallenberg se pone al timón de Austria en plena tempestad. El hasta ahora ministro de Asuntos Exteriores sucede este lunes a Sebastian Kurz como canciller federal, tras la dimisión de este en medio de un escándalo de corrupción.
«Va a ser una tarea extremadamente difícil -dijo este domingo Schallenberg-, pero creo que estamos mostrando un grado increíble de responsabilidad hacia este país».
Con la salida de Kurz, cambia el canciller, pero se mantiene la coalición de Gobierno entre conservadores y Verdes.
El presidente austríaco, Alexander Van der Bellen, dio este domingo carpetazo al asunto, considerando que el problema estaba resuelto.
«Esta crisis de gobierno ha terminado -dijo el presidente-. Ahora podemos seguir trabajando por nuestro país. Doy las gracias a Sebastian Kurz. Con su decisión ha evitado que se dañe el cargo y ha hecho una importante contribución para proteger la integridad de nuestras instituciones».
Sebastian Kurz, el niño prodigio de los conservadores austríacos, llegó a la cancillería en enero de 2020 con solo 31 años. El sábado, presionado desde todos los frentes, anunció su retirada, en medio de un escándalo de corrupción que le salpica tanto a él como a su círculo más íntimo de colaboradores.
Este nuevo escándalo de corrupción amenaza con minar un poco más la confianza de los votantes.
«Solo podemos esperar que las cosas mejoren», dice un hombre.
«Se acaba por perder la fe en la política -afirma otro-. No creo que las cosas cambien mucho porque Kurz sigue siendo poderoso y se servirá de su poder entre bambalinas».
De hecho, Kurz se mantiene como líder del gobernante partido OVP, y Schallenber, nombrado por el propio Kurz como su sucesor, ha sido durante años uno de sus más estrechos colaboradores. La duda ahora es si se emancipará de su jefe o si el «sistema Kurz», como lo llama la oposición, continúa sin cambios.
Fuente:euronews.com