Una de las consecuencias de las erupciones que se han producido en esta isla española es la propagación del dióxido de azufre hasta África y el Caribe. Otra es el cambio que se puede producir en la fauna marítima por la lava que chocó con el mar.
Las toneladas de ceniza que ha emitido el volcán Cumbre Vieja desde que comenzaron las erupciones el 19 de septiembre no es el único impacto ambiental que ha dejado. Uno de los efectos que más se ha propagado es el dióxido de azufre, que es el gas incoloro que libera el volcán.
Por un lado, el dióxido de azufre, o SO2 por su fórmula molecular, sirve para calcular cuánto magma ha emitido el volcán. Así, si el SO2 disminuye constantemente, es un claro indicio de que las erupciones terminarán.
Pero las consecuencias de este gas van más allá. El Instituto Volcanológico de Canarias (Involcan) calcula que Cumbre Vieja ha emitido al menos 250.000 toneladas de dióxido de carbono. Esta cantidad es tanta que ha llegado hasta el norte de África y el Caribe, puntualmente a Puerto Rico y a República Dominicana, como lo detectó el Satélite Copernicus/Sentinel de la Agencia Espacial Europea.
Y es que el dióxido de azufre viajó con las mismas corrientes de aire que hacen que el polvo del Sahara llegue a la Amazonía para convertirse en nutrientes, según lo señaló la Sociedad de Astronomía del Caribe.
En su momento, el Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA) de Puerto Rico consideró que el aire de la isla era insalubre a medida que pasaba la nube de dióxido de azufre. Si una persona se expone a altas cantidades de este gas y durante mucho tiempo, su sistema respiratorio podría inflamarse y los ojos podrían irritarse. En los ecosistemas, el daño que produce es que degrada la clorofila y reduce la fotosíntesis, lo que puede afectar a un sinnúmero de especies.
Por eso es que se controla la producción de dióxido y dióxido de azufre, especialmente en el momento de quemar combustibles, que es el mayor productor de estos gases, incluso por encima de los volcanes.
Por otro lado, estudios han demostrado que cuando los volcanes emiten grandes cantidades de dióxido de carbono, esto ayuda a reducir el calentamiento global. Por ejemplo, con los 20 millones de toneladas de dióxido de carbono que emitió el volcán Pinatubo en Filipinas en su erupción de 1991, se enfrió la tierra cerca de 0,5 grados centígrados. Pero se estima que el SO2 que ha emitido el volcán de La Palma aún es muy inferior para tener un efecto similar.
La llegada de la lava al mar impacta los ecosistemas marinos
Otro de los efectos ambientales más visibles que deja el volcán por ahora se produjo al momento en el que el magma tocó por primera vez con el agua del mar, el 28 de septiembre, por la Playa Los Guirres en el municipio de Tazacorte. El choque de temperaturas entre los más de 1.100 grados de las rocas volcánicas y los cerca de 20 grados del agua hizo que el magma se solidificara y se convirtiera en un pedazo de tierra anexo a la isla. Este terreno mide por ahora cerca de 32 hectáreas. A esto se le llama delta de lava o fajana, como se le conoce localmente.
Además, hubo un choque químico que hizo que se levantara una nube de dióxido de carbono, el ácido carbónico y el ácido sulfúrico que había en la lava, sumado al cloruro sódico de la sal del mar. Ya en el agua, el magma hace que aumente el dióxido de carbono y que se reduzca el oxígeno, una combinación que puede ser mortal para muchas especies.
Todavía es muy pronto para saber cuánto ha afectado la lava de Cumbre Vieja a las especies marinas de las islas Canarias. El buque Ramón Margalef del Instituto Español de Oceanografía monitoreó la situación desde el mar y recolectó 500 litros de agua para analizar este y otros posibles efectos.
Sin embargo, hay indicios de lo que puede ocurrir. Por un lado, la ONG Ben Magec Ecologistas En Acción le dijo a RFI que parte de la fauna marina desapareció días antes de que llegara la lava «como si hubiera sabido que algo iba a ocurrir».
Además, existen estudios como el que hicieron el Instituto de Oceanografía y varias universidades españolas sobre las consecuencias de la erupción en octubre de 2011 del volcán submarino de El Hierro, en el archipiélago canario. El análisis reveló que el magma perturbó el ecosistema marino, pues redujo la biodiversidad e hizo que la composición de algunas especies cambiara. Aunque no todas las noticias son negativas, ya que la lava hizo que el fitoplancton aumentara.
Lo que sí es seguro es que solo con el tiempo se sabrá a ciencia cierta qué consecuencias en la fauna marítima y en los ecosistemas dejarán las prolongadas erupciones del volcán Cumbre Vieja.
Fuente:france24