Texto por:France 24
Cuba denegó este martes a los opositores del Gobierno el permiso para organizar una marcha “pacífica por las libertades civiles” en la capital, La Habana, y en cinco otras provincias de la isla, argumentando que esta manifestación es parte de los esfuerzos para derrocar al Gobierno, según una carta entregada a los organizadores.
«Los promotores (de esta manifestación) y sus representantes públicos, algunos de los cuales tienen vínculos con organizaciones subversivas o agencias financiadas por el Gobierno estadounidense, tienen la intención manifiesta de promover un cambio de sistema político en Cuba», señaló la respuesta de las autoridades publicada por el portal oficial Cubadebate.
«La marcha anunciada, cuyo esquema organizativo se concibe simultáneo para otros territorios del país, constituye una provocación» y «no se reconocen como legítimas las razones aducidas para manifestarse», aseguró el Gobierno comunista, que recuerda el carácter «irrevocable» del sistema socialista cubano, definido en la nueva Constitución aprobada en 2019 por el “86,85% de los votantes”.
El comunicado publicado por el Ejecutivo añadió que “además, apenas se anunció, la marcha, recibió el apoyo público de legisladores estadounidenses, operadores políticos y medios de comunicación que alientan acciones contra el pueblo cubano, intentan desestabilizar el país e instan a la intervención militar”.
La misma respuesta se dio tanto en La Habana como en seis de las demás provincias de la isla (Holguín, Cienfuegos, Pinar del Río, Las Tunas, Santa Clara y Guantánamo) donde se había solicitado la manifestación «contra la violencia» y por el «cambio».
El director Yunior García, dramaturgo y actor cubano, organizador de la manifestación prevista en la capital, y miembro del colectivo Archipiélago, lamentó las acusaciones de financiación por parte del Gobierno estadounidense.
«Todo lo que hace el cubano, siempre dicen que la idea viene de Washington, es como si no pensáramos, como si los cubanos no tuviéramos cerebro”.
Aunque «por supuesto, todo cubano sensato quiere un cambio a mejor, quiere más democracia, más progreso, más libertad en Cuba», deploró.
La manifestación estaba prevista inicialmente para el 20 de noviembre, pero la semana pasada el Gobierno declaró ese día como «Día de la Defensa Nacional», precedido de dos días de ejercicios militares.
«No podíamos ser irresponsables, no queríamos violencia, no queríamos que los cubanos se enfrentaran entre sí y no podíamos lanzar a los manifestantes a una lucha en la calle contra el ejército, que podría reaccionar violentamente», explicó García.
Así que «lo más razonable era adelantar la manifestación» al 15 de noviembre, día en que la isla se reabre al turismo, añadió.
Meses después de las protestas sin precedentes de julio, el descontento sigue siendo palpable en la isla
Estas convocatorias de protesta se producen unos meses después de las manifestaciones del 11 de julio en unas 50 ciudades de la isla.
En estas protestas históricas, miles de personas salieron a las calles al grito de «Tenemos hambre» y «Abajo la dictadura». Mientras que el presidente comunista, Miguel Díaz-Canel, reconoció un muerto y decenas de heridos entre los manifestantes, la ONG de derechos humanos Cubalex contabilizó más de 600 detenciones y desapariciones en días de represión posteriores a las manifestaciones.
Desde entonces, muchos presos han sido liberados, pero otros siguen encarcelados, entre ellos muchos artistas movilizados desde hace tres años contra el Decreto 349, que les obliga a obtener un permiso del Gobierno para actuar o vender sus obras. Entretanto, las autoridades se niegan a decir cuántas personas siguen entre las rejas.
Las manifestaciones de julio en la isla fueron el resultado del cansancio acumulado entre la población, que se ha incrementado en los últimos meses tras una de las mayores crisis económicas y sanitarias que ha vivido la isla desde el «periodo especial»; es decir, la crisis de principios de los años 1990 tras el colapso de la Unión Soviética.
Entre otros, dos motivos principales pueden explicar las dificultades económicas de la isla: el colapso económico de Venezuela, su principal valedor, y el refuerzo del embargo por parte del expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, que aplicó 243 sanciones adicionales. Luego, la llegada de la pandemia de coronavirus -aunque controlada durante los primeros meses- y las medidas económicas adoptadas por el Gobierno empeoraron las condiciones de vida en la isla.
En 2020, la economía cubana vio caer su PIB un 10,9%, su peor descenso desde 1993.
Pero más allá de las reivindicaciones económicas, cinco años y medio después de la muerte de Fidel Castro y tres años después de la salida de Raúl Castro del poder, muchos cubanos, principalmente los de la generación más joven, reclaman cambios.
Muchos piden al presidente Miguel Díaz-Canel que se permitan otras formas de pensamiento ideológico y el diálogo entre diferentes opiniones, lo que genera tensiones políticas con los partidarios de la revolución.
AFP, Reuters, medios locales
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