El decreto de Putin todavía no deja claro qué empresas privadas dejarían de trabajar, además de los empleados del Estado. Al inicio de la pandemia, con una medida similar, el Gobierno permitió que las empresas de sectores económicos “vitales” siguieran funcionando.
En Rusia los contagios y muertes por Covid-19 llevan más de dos semanas en ascenso, lo que ha hecho que el gobierno tome medidas drásticas que ayuden a frenar la propagación del virus. Pues tan solo en las últimas 24 horas se registró la cifra de muertes más alta desde el inicio de la pandemia con 1.028 fallecidos. De esta manera, el número de muertos en Rusia asciende a 226.353, el más alto de Europa.
Con estas alarmantes cifras, el presidente Vladimir Putin ordenó este miércoles 20 de octubre que los rusos no trabajen al menos durante una semana, empezando desde el 30 de este mes, en donde cuatro de los siete días ya no serán laborales, incluyendo una fiesta estatal de dos días.
La propuesta, hecha por el Consejo de Ministros también permite que en las regiones donde la situación es más amenazante, el periodo empiece desde el sábado 23 de octubre y se extienda hasta el 7 de noviembre.
«Nuestra tarea hoy es proteger la vida y la salud de nuestros ciudadanos y minimizar las consecuencias de la peligrosa infección», dijo Putin en una videollamada con altos funcionarios. «Para lograrlo, es necesario, en primer lugar, frenar el ritmo del contagio y movilizar las reservas adicionales del sistema sanitario, que actualmente trabaja bajo una gran tensión».
Aunque la medida busca mantener a las personas fuera de las oficinas, del transporte público y de los sitios de aglomeración, en ciudades grandes como Moscú y San Petersburgo todavía no se ha restringido el acceso a restaurantes, bares, teatros y gimnasios.
Con el anuncio de la propuesta del Gabinete, muchos rusos se apresuraron a reservar vuelos a centros turísticos en diferentes partes del país, una reacción que hizo que la viceprimera ministra, Tatyana Golikova, explicara que “la semana no laborable debe implicar la limitación del acceso a restaurantes, teatros y otros lugares de ocio” haciendo, además, una invitación abstenerse de viajar a otras regiones durante el periodo de pausa.
La propuesta también busca incentivar a los ciudadanos a vacunarse, brindándole a los trabajadores que tomen la dosis un permiso pagado de dos días.
En cuanto a las empresas el Gabinete elaboró medidas de compensación para ayudar a absorber el golpe económico, en donde se incluyan pagos únicos equivalentes a una paga mínima mensual por trabajador y la posibilidad de obtener créditos a bajo interés.
Con la energética invitación de Putin a los rusos para vacunarse, dijo que «es una cuestión de su vida y seguridad y de la salud de sus seres queridos», además añadió que «sólo hay dos formas de superar este periodo: enfermar o vacunarse. Es mejor vacunarse. ¿Por qué esperar a la enfermedad y sus graves consecuencias? Por favor, sea responsable y tome las medidas necesarias para protegerse a sí mismo, a su salud y a sus allegados».
Una campaña de vacunación lenta y llena de escepticismo
En Rusia, solo 45 millones de los 146 millones de habitantes se han vacunado, una decisión que ha sido alimentada por el desconocimiento y el escepticismo.
Según las predicciones, la situación parece que no mejorará pronto. Pues un sondeo recogido por el diario ruso ‘The Moscow Times’, arroja que más del 50% de los rusos no planean vacunarse.
Y es que, aunque en agosto de 2020 Rusia se convirtió en el primer país del mundo en autorizar una vacuna contra el coronavirus, la crítica de las autoridades hacia las vacunas desarrolladas en occidente hace que las personas tengan dudas por la vacunación en general, sin importar de qué farmacéutica se trate.
Los medios de comunicación, controlados por el Estado, constantemente resaltan la Sputnik V y otras tres vacunas nacionales, pero al mismo tiempo señalan cualquier vacuna externa.
«No puedo entender qué está pasando», dijo Putin. «Tenemos una vacuna fiable y eficaz. La vacuna reduce realmente los riesgos de enfermedad, complicaciones graves y la muerte».
Golikova subrayó que la mayoría de personas que fallecieron recientemente no estaban inmunizados. Afirmó que el 87% de las camas de hospital asignadas a los pacientes de Covid-19 están ocupadas, y que la cifra alcanza el 95% en algunas provincias.
Aunque aumenten los contagios, la vida en muchas ciudades de Rusia transcurre con normalidad
En ciudades grandes como Moscú, San Petersburgo, Samara, Kazán y muchas otras más, el sector laboral trabaja con normalidad en donde las normas de distanciamiento, lavado de manos y el uso de mascarilla no se vigilan con rigurosidad.
Por su parte, los viajeros ignoran constantemente los mandatos de mascarilla en el transporte público y zonas de área común, incluso cuando las UCI han estado a su máxima capacidad.
El Kremlin descartó retomar una cuarentena nacional y delegó a las autoridades regionales encargarse de las restricciones que consideren necesarias para la contención del virus.
Con más de 8 millones de contagios y un total de 226.353 muertes por Covid-19, Rusia se sitúa como el quinto país del mundo con más muertes en la pandemia detrás de Estados Unidos, Brasil, India y México.
Con AP y medios locales
Fuente:france24