El presidente Alberto Fernández ofreció su discurso en la cumbre del G-20 en Roma en la ceremonia de inauguración y dedicó sus palabras a marcar la grave problemática que tiene la Argentina con la deuda contraída en 2018 con el FMI.
«La deuda externa que mi gobierno heredó con el Fondo Monetario Internacional y que hoy estamos afrontando es un claro ejemplo de lo que está mal”, sentenció el mandatario ante sus pares del mundo.
En esa línea, remarcó que la deuda contraída por Argentina durante la gestión de Mauricio Macri es “única en la historia por su monto y por sus condiciones de repago, aprobada para favorecer a un gobierno en la coyuntura, acaba condenando a generaciones que miran impávidas el destino que les ha sido impuesto».
Por eso, consideró que «el financiamiento internacional debe fijar nuevas reglas» y que «el actual sistema, que prioriza a la especulación por sobre el desarrollo de los pueblos, debe cambiar».
En su discurso, el presidente aseguró que «no hay inocentes en esa historia» sino que «son tan responsables los que se endeudaron sin atender las ruinosas consecuencias sobrevinientes, como los que dieron esos recursos para financiar la fuga de divisas en una economía desquiciada».
En ese orden, postuló que “la ética social debe darle contenido a la economía. El G-20 debe involucrarse en esa tarea sabiendo que tanta injusticia social rodea nuestras vidas».
Alberto Fernández habló sobre el acceso a las vacunas
En su discurso, el presidente enfatizó en la enorme desigualdad existente en el mundo y aseguró que “quienes renegamos de un mundo en el que la riqueza se concentra y la pobreza hunde a millones, debemos fortalecer nuestras convicciones. Es hora de convocar a una reflexión colectiva”.
Por eso, postuló que “es tiempo de que nuestras almas se involucren tanto como nuestros cerebros», y enfatizó en el acceso desigual a las vacunas para combatir la pandemia en el mundo.
«Casi el 80 % de las vacunas producidas se aplicaron en países de altos ingresos. En cambio, más del 60 % de la población de nuestra región aún no tiene completado su esquema de vacunación», afirmó.
Finalmente, subrayó que «la vacuna aún no es un bien global. Ese triste panorama se patentiza cuando vemos que se restringe la movilidad de las personas según haya sido la vacuna a la que pudieron tener acceso».
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