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“Licorice Pizza” y el rock

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Por Ernesto Edwards / Filósofo y periodista @FILOROCKER

“Licorice Pizza” es una recomendable realización que rinde tributo al cine, a la década del ´70 y al rock

Este próximo domingo 27 se develará la incógnita de cuál será, finalmente, el filme que se hará acreedor al Oscar a la Mejor Película correspondiente a la producción 2021. Entre un extenso listado de diez realizaciones sobresale “Licorice Pizza”. Y aunque ganar la estatuilla en modo alguno es garantía de calidad artística, y ni siquiera de éxito comercial, sin embargo quedar registrado en la grilla como el máximo ganador de tal año convierte a cada película en parte de la historia grande del cine.

A Hollywood le encantan las películas que son en sí mismas un inocultable homenaje autorreferencial al propio séptimo arte. Tal es el caso de “Licorice Pizza”, que tanto en su génesis como en su concreción guarda secretos a voces que merecen contarse. Y que va mucho más allá del gusto del norteamericano promedio. “Licorice…” es una historia que bien puede ser universal, porque le puede suceder a cualquiera. Aunque debemos poner un punto en algo: el contexto epocal nos marca una circunstancia en la que era posible y pensable, por lo menos a nivel de fantasía. Hoy sería, quizás, un relato inaceptable, porque lo entenderíamos como abusivo. Pero a las obras de arte no se las debería juzgar desde la moralidad ni considerarlas una apología de nada de lo que cuentan en su desarrollo argumental.

Los que somos de cierta edad alguna vez fuimos muy jóvenes. También adolescentes. En 1971 se estrenaba “Verano del 42”, ambientada en la Segunda Guerra Mundial, en la que se contaba la historia de Hermie, un tímido adolescente norteamericano que en un inolvidable verano en una isla descubrirá el sexo con chicas de su mismo rango etario, pero también se deslumbrará con una joven y hermosa mujer casada, adulta hecha y derecha, que tragedia bélica mediante, consentirá una noche de amor y pasión sexual con su admirador menor de edad. Claro, pensábamos, ¿cómo no enamorarse de Jennifer O´Neill?, la bella actriz que cubría el protagónico. El mundo entero, o casi, se identificaba con Hermie, y era casi un héroe que nos representaba a todos. La cuestión legal de que uno era menor y la otra mayor parecía no importarle a nadie. Mucho menos si el “afortunado” era un varón.

Muy diferente fue el caso de “Lolita”, en sus dos versiones cinematográficas, llevando a la pantalla grande la historia original de Vladimir Nabokok, una polémica y perversa relación prohibida entre un cuarentón y su hijastra de 12 años, para mostrar a una menor corrompida por un depravado que la invade en su sexualidad de prepúber. Y la diferencia estribaba en que no había nadie que opinara que lo de este hombre mayor seduciendo a una niña fuera digno de algún elogio. En tales casos, tanto lo de “Verano…” como lo de “Lolita”, constituían casos de abuso en las dos. Pero el arte y la poesía literaria y cinematográfica eran innegables en ambas. Por entonces no teníamos conciencia de que, además, el contenido conceptual era custionable, y arquetípico de lo que por aquellos años se toleraba.

Yendo a “Licorice Pizza”, recordemos que Paul Thomas Anderson, su guionista y director, ya tenía en su haber las exitosas “Magnolia” y “El hilo invisible”, y que tanto Alana Haim como Cooper Hoffman fueron debutantes absolutos. Evaluemos también que, por lo ya anticipado, el núcleo argumental se sitúa en los tempranos ´70, considerando que lo que está por ocurrir debe ser mirado con los ojos propios de entonces, donde tendrán cabida la nostalgia y hasta un toque de inocencia, aunque nos encontremos, otra vez, con la historia de un quinceañero que busca hacerse un lugarcito en el mundo del cine en roles de poca monta, y una señorita diez años mayor que jugará el juego de la mutua seducción, en el que uno se sentirá fascinado por la otra, y ella dejará que él se aproxime, primero como socios de delirantes emprendimientos, hasta un final que por respeto no adelantaremos, pero que muestra a Gary como un adolescente maduro y deshinibido, y a Alana como la experimentada que caerá atrapada en sus redes.

“Licorice Pizza” tiene un extenso, variado y cuidado soundtrack. Sin embargo, el rock es la figura principal de un listado de canciones que son un repaso de parte de lo mejor de esos tiempos. Ni siquiera es casual que uno de los papelitos secundarios lo juegue el legendario Tom Waits, aquel que se destacara como músico y compositor de aquellos años. También es cierto que su actuación no es de lo mejor del metraje, pero su presencia es todo un mensaje. Lo mismo podría decirse de los roles jugados por Sean Penn (hace de un extraño y no reconocido William Holden) y Bradley Cooper encarnando a un personaje de la vida real de esos días.

De esa lista musical rockera emergen brillando “My Ding-A-Ling”, del padre del rock and roll Chuck Berry. Sigue “Peace Frog” de los muy californianos y psicodélicos The Doors, con el siempre inspirado y desbordado poeta nihilista que era Jim Morrison. Sigue “Life on Mars?”, del aclamado Duque Blanco David Bowie, canción que inspirara, además, la recordada serie británica del mismo nombre. Imperdible “Let Me Roll It” de un Paul McCartney ya hecho solista. Tampoco faltará “Tomorrow May Not Be Your Day”, por la mítica Taj Mahal. Y cierra este recorrido “Barabajagal”, interpretada por Donovan, el cantautor de folk rock al que muchos caratulaban como el “Bob Dylan escocés”, junto al blusero inglés Jeff Beck, quien se destacaría en el emblemático grupo The Yardbirds.

Escribir una buena historia. Saber contarla. Elegir un elenco que esté a la altura del proyecto. Poder ambientarla adecuadamente y musicalizarla con un acierto tal que nos ubique en el contexto. Si todo ello se conjuga de manera que el resultado sea atractivo y propicie alguna reflexión, el objetivo de cualquier cineasta estará cumplido. Paul Thomas Anderson lo logra con “Licorice Pizza”, más allá de algún altibajo en la segunda mitad del filme, que no opaca esta muy buena realización que quizás al final del recorrido obtenga algún premio importante.

FICHA TÉCNICA

“Licorice Pizza” (EE. UU., 2021)

Escrita y dirigida por Paul Thomas Anderson

Con Alana Haim, Cooper Hoffman, Sean Penn y Bradley Cooper

Género: comedia dramática – Duración: 132´

Calificación: muy buena

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