“Echen otro vistazo a los miles de ucranianos mutilados, violados y quemados. En el siglo XXI. Y ahora digan otra vez al mundo que Rusia es OK, que se trata de negocios, que no puedes prohibir a Rajmáninov. Que lo principal es no provocarles. Y después, dejarles que maten a los ucranianos en masa”. El destinatario del mensaje es Occidente. Y su autor Mijailo Podoliak, asesor del presidente. El propio Volodímir Zelenski calificó ayer de “genocidio” las matanzas de civiles en la región de Kyiv.
Las atrocidades contra civiles descubiertas en Bucha, 37 kilómetros al noroeste de Kyiv, han sublevado al Gobierno de Ucrania por lo que consideran condescendencia y aún pasividad de los estados occidentales ante la agresión rusa. Y esperan, especialmente de la UE, lo que vienen pidiendo en los últimos días: endurecer las sanciones a Rusia –otra vuelta de tuerca: cortar los contratos energéticos al coste que sea y desconectar del sistema de pagos Swift a todos, todos, los bancos rusos– y acelerar el envío de más armamento, sobre todo antiaéreo y antitanques.
Las estampas macabras de las decenas de cadáveres de civiles en las calles de Bucha refuerzan el discurso de Ucrania ante el mundo: ellos son la barbarie, nosotros los defensores de los valores democráticos. Y no nos pueden abandonar ante semejante enemigo, vienen a decir todas las declaraciones de los dirigentes ucranianos.
Zelenski ironiza sobre dos diputados de su partido que han pedido en la Rada modificar el himno nacional
“Sí, es un genocidio. Es la eliminación de toda la nación y sus gentes. Tenemos más de cien nacionalidades en Ucrania y se trata de la destrucción y la eliminación de todas esas nacionalidades. Y todo ello en la Europa del siglo XXI”, afirmó el presidente Zelenski en una entrevista a la cadena estadounidense CBS. Para el ministro de Asuntos Exteriores, Dmitró Kuleba, no hay duda de que fue “una matanza deliberada. Rusia pretende eliminar a todos los ucranianos que pueda”. El citado asesor presidencial equiparaba Bucha con la matanza de Srebrenica…
Aunque no sea el episodio más sangriento de esta guerra, que hoy cumple 40 días, Bucha es el más documentado, contrastado de forma independiente y explícito: muchos de los civiles tienen manos y pies atados, vendas en los ojos y otros indicios de que no fueron tiroteados sobre la marcha sino a sangre fría. Aún así, el Ministerio de Defensa ruso alegó ayer que todo era una patraña, un montaje de los ucranianos.
Fuente.:lavanguardia.com