En respuesta a la fuerte movilización de los camioneros en Chile, el presidente, Gabriel Boric, afirmó este miércoles 27 de abril, que estos demuestran «poca voluntad de diálogo».
«Quienes cortaron rutas ayer habían decidido ni siquiera ser parte de las conversaciones (…) Yo como jefe de Estado no puedo permitir que se impida el libre tránsito a los habitantes de nuestro país», dijo Boric desde el palacio presidencial en Santiago, la capital.
El Ministerio del Interior del país emprendió por su parte nueve acciones legales contra los responsables del bloqueo de las principales carreteras en ocho ciudades del territorio.
La huelga de los trabajadores del transporte se produce tras un aumento de las agresiones en la «Marozona Sur», término para referirse a una zona donde se encuentra ubicada en la actualidad la región histórica de la Araucanía.
La semana pasada, un conductor recibió un disparo en la cabeza y se encuentra en estado grave.
«Sobre el conflicto que existe latente en La Araucanía, Los Lagos, Los Ríos, estamos ocupados y preocupados. Sabemos que es un conflicto histórico que excede el momento actual, y la inaceptable violencia es consecuencia de un problema político e histórico no resuelto», insistió Boric.
«Como Gobierno haremos el mayor esfuerzo por abordarlo desde todas sus dimensiones, de orden público, por cierto, la propiedad de la tierra, el derecho de que exista un pueblo, la lengua, la economía, entre otros factores», agregó.
Los actos de violencia en La Araucanía y otras zonas del sur de Chile se han intensificado en las últimas semanas.
El conflicto, arraigado en la región desde hace años, se ha cobrado la vida tanto de miembros de la comunidad mapuche, el pueblo indígena más numeroso de Chile, como de miembros de la policía.
Además de una mayor seguridad en la carretera, los camioneros, que gozan de gran poder e influencia política en Chile desde la dictadura de Pinochet, también reclaman una normativa que controle los precios de los combustibles, que llevan meses al alza debido a la crisis económica y a la invasión rusa de Ucrania.
El pasado mes de febrero, antes de la toma de posesión de Boric, organizaron una movilización masiva para protestar también contra la inseguridad en la frontera norte, acusando a los migrantes de causarla.
Una caída de la popularidad de Boric en las encuestas
Esta fue la primera movilización contra el mandatario desde que llegó a La Moneda, la sede presidencial. El presidente progresista tomó posesión de su cargo el 11 de marzo.
La movilización también se produce en un momento en el que su índice de popularidad ha caído bruscamente en las últimas semanas.
Según una encuesta de la plataforma de sondeos Cadem, el 53% de los chilenos rechaza la gobernanza del presidente, mientras que su índice de aprobación es del 36%.
Para muchos analistas, esta rápida y pronunciada caída del apoyo chileno a Boric, ampliamente comentada por los medios de comunicación locales, es una muestra de la impaciencia popular y de las altas expectativas en un país que vive un profundo proceso de cambio social y político.
Sin embargo, según la misma institución demoscópica, el presidente conserva su apoyo sobre todo entre las mujeres, los jóvenes de 18 a 34 años y los habitantes de la capital, Santiago.
Descienden también los apoyos a la nueva Constitución
Otro sondeo también fue noticia en el país sudamericano: según Cadem, la mayoría de los chilenos votaría por el rechazo a la nueva Carta Magna, con un 46% de los encuestados votando en contra del texto en el referendo previsto para el 4 de septiembre, y un 40% a favor.
Estas cifras revierten el impulso de la consulta de 2020, que aprobó por abrumadora mayoría la redacción de un nuevo texto.
El jefe de la diplomacia europea, Josep Borell, de visita oficial en Santiago este miércoles, mencionó la importancia del proceso constituyente chileno: «Es un paso al frente importante, una innovación política, y como siempre que se innova se corren riesgos, pero son riesgos que merecen la pena asumir si al final el resultado termina en una Constitución donde todos tienen cabida», mencionó Borrell tras una reunión con el líder del Ejecutivo chileno.
Muchos expertos explican el descenso del apoyo a la Carta Magna en redacción por una falta de comunicación por parte de los diputados encargados de redactarla. Una comunicación que aleja a los chilenos del proceso y crea un ambiente de confusión respecto al nuevo texto.
Chile inició en 2020 la redacción de una nueva Constitución para desarticular una ola de masivas protestas por la igualdad que comenzó en 2019 y dejó una treintena de fallecidos y miles de heridos.
En caso de aprobarse, la nueva ley fundamental sustituiría a la actual, heredada de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990) y considerada por muchos como el origen de las grandes desigualdades del país por su corte ultra neoliberal.
Con la información de EFE
Fuente.:france24