Por Ernesto Edwards /Filósofo y periodista @Filorocker
Se editó “14 Episodios Sinfónicos”, de Gustavo Cerati, y escucharlo es como si estuviera vivo
No hay Soda sin Cerati, afirmábamos en su momento. Y venía a cuento de lo del reciente “Gracias totales – Soda Stereo”, que a todas luces fue un despropósito pergeñado por Zeta Bosio y Charly Alberti, que adicionando videos de diferentes intérpretes, armaron un bochornoso show en el marco de una prolongada gira que calificaban de homenaje a Gustavo Cerati, pero que no fue otra cosa que lo que habíamos anunciado en esta Columna, y cuya demostración fuera pospuesta por la pandemia, que impidió la realización de recitales con público numeroso, aunque para entonces ya habían realizado algunas pocas presentaciones: apenas cuatro, en Bogotá, Lima, Guadalajara y México D. F. Con el regreso a los shows sin restricciones, Soda Stereo sin Cerati fue apenas un remedo patético, un show de músicos impostores que pretendieron hacer de cuenta que estaban haciendo lo correcto. En todo caso fue un tributo a Gustavo Cerati. Pero nunca “el regreso de Soda Stereo”.
Repasemos lo que decíamos a fines de 2019 sobre qué era Soda Stereo. Fue nada más (y nada menos) que un dúo de bajo y batería que sólo existió para acompañar musicalmente a un talentosísimo compositor, cantante y guitarrista llamado Gustavo Cerati, con dos voraces exsocios que, según cuentan, permanentemente lo rondaban para tratar de convencerlo de que las canciones que eran de su exclusiva autoría se registraran a nombre de los tres.
Vayamos a lo que nos ocupa hoy. En 1994 los tres Beatles supérstites -Paul, George y Ringo-, se reunieron para trabajar una grabación casera de John Lennon, nunca terminada ni definitiva, con la idea de editar lo que publicitaban como el próximo “disco nuevo” de The Beatles. Un disparate. Sin Lennon vivo, presente, interactuando y aportando su originalidad, su creatividad y su reconocible rebeldía, en la clásica e incomparable química de los Fab Four de Liverpool, nada de eso era posible. Todo era por la fantasía de volver a ser. Y de allí surgieron esos engendros compilatorios que fueron los “Anthology”. Y ese supuesto “tema nuevo” que conocimos como “Free as a bird”, con estreno de clip incluido. Es cierto que hoy en día nos acostumbramos a que fueran apareciendo discos oficiales nuevos de Luis Alberto Spinetta, algunos verdaderas joyas de arqueología, que de tan cuidados, eximen a sus responsables de cualquier sospecha.
Todo este introito viene a los fines de analizar de qué se trata “14 Episodios Sinfónicos”, el disco En Vivograbado sobre la presentación de Gustavo Cerati en el Auditorio Nacional de México, en febrero de 2002. Editado el 11 de agosto pasado, justo cuando Gustavo debía haber cumplido tan sólo 63 años.
Recordemos algo de la real dimensión artística de Cerati. Entre sus pares, fue venerado por Shakira, admirado por García y Calamaro, reconocido por Coldplay, versionado por la Negra Sosa y por Spinetta, y sesionista de Roger Waters. Ganador de premios como el Grammy, el Konex y el Gardel. Con muchas de sus parejas de edad adolescente, fue asimismo un creador con el síndrome de Peter Pan. Porque nunca lo vimos envejecer. Y en vida, hizo todo lo posible para que nadie lo viera en proceso de decrepitud. Y mucho menos a su obra. De sutil poeta. De cautivante cantante. De hipnótico guitarrista. De implacable seductor. Con sus oníricas letras de fino hedonismo. De placeres prohibidos y lánguidos deseos. De excitaciones y presagios. De éxtasis y desalientos. Entre primal y elaborado. Entre melancólico y sofisticado. Entre eufórico y depresivo. Entre el cielo y la tierra. Entre puentes y mares. Entre lisergia y realidad. Con sus inseguridades y certezas. Como un sigiloso voyeur. Y siempre indiferente al tiempo. Siempre tan distante, mirándose a sí mismo, y haciendo equilibrio entre la armonía y la tempestad, entre el sueño y la vigilia. Como un extático adorador de Dionisos. Como un atento seguidor de Nietzsche. Todo eso era Gustavo Cerati.
El rock no se preocupa por ofrecer modelos de personas. El rock propone ídolos. Los primeros son aquellos que consideramos portadores de valores dignos de ser imitados. El ídolo, en cambio, es aquel que despierta una adhesión irracional y acrítica, al que se busca imitar en imagen y actitudes -por identificación-, pero cuyo mensaje de vida difícilmente querríamos adoptar para nosotros. Gustavo Cerati, notable estrella de un firmamento musical que trascendió fronteras, fue además el autor de su propia temprana desaparición, entre el consumo de drogas y demás excesos varios. Oficialmente murió en 2014, a los 55 de edad, luego de varios años de postración en coma. Pero la realidad es que ya había muerto mucho antes, en 2010, dado su cuadro irreversible, tras padecer un ACV.
En 2001 publica como solista “11 Episodios Sinfónicos”, con una original propuesta orquestal y particularísimos arreglos a su repertorio clásico, que recibió aceptación de su público y buena recepción de parte de la crítica. Y parecía que al respecto, con ese registro, quedaba todo dicho. Pero finalmente salió a la luz “14 Episodios…”, y nos da pie para revisitar la obra de Cerati, y el contexto de la grabación del disco, que fue en una de las ocho escalas latinoamericanas que hizo para presentar el álbum del 2001. Debe decirse que a la hora de la promoción y venta del show en México poco y nada sabía el público de qué se trataría. Y la sorpresa fue mayúscula, pero la aceptación instantánea. También, que en dicha presentación, en la que estuvo acompañado por la Camerata de las Américas, incluyó tres canciones más: “Lisa”, “Fue” y “Hombre Al Agua”.
Cerati exhibió el formato orquestal originalmente pensado para el disco, y cantando él solo, con cada tema con prolongadas introducciones instrumentales. Llama la atención que de la impecable calidad de sonido como así también la nítida voz de Cerati, casi sin imperfecciones de afinación, se afirme que prácticamente no tuvo posproducción, que así fue como sonó esa mágica noche a la hora de ser grabado.
La novedad incluye una tracklist de selección. “Canción Animal”, “Bocanada”, “Corazón Delator”, “…Fue”, “El Rito”, “A Merced”, “Raíz”, “Sweet Sahumerio”, “Lisa”, “Verbo Carne”, “Persiana Americana”, “Un Millón de Años Luz”, “Signos” y “Hombre al Agua”. Cada fraseo, cada recitado, cada falsete, cada pausa, cada silencio, cada nota clavada de Cerati parecen producto de rigurosos ensayos y numerosas tomas en un estudio de grabación, si no fuera por el sonido ambiente y el griterío y las ovaciones de sus fans.
Sí, escucharlo así, tan enérgico, tan focalizado, tan dominante sobre el escenario, y tan excelso, por momentos hace pensar que sigue vivo, luminoso, perfecto, mágico y eterno. Que nunca se ha ido. “Y cuento verdades como mentiras. La culpa es de nadie. Sólo mía…” Sí, es toda de Cerati.
FICHA TÉCNICA
“14 Episodios Sinfónicos” (Sony, 2022)
Gustavo Cerati – Género: pop – rock
Duración: 76´ – 14 tracks
Calificación: muy bueno