Por Ernesto Edwards / Filósofo y periodista @FILOROCKER
“Elvis” recorre con original mirada vida, carrera y ocaso del astro del rock
De reciente y exitoso paso por las salas cinematográficas, y de inminente estreno vía streaming, el biopic“Elvis” se constituye en uno de los mejores filmes a la hora de las futuras nominaciones para los más grandes premios internacionales. Porque además del notable protagónico de Austin Butler haciendo de Elvis Presley, y del incomparable papel secundario de Tom Hanks como el inefable coronel Parker -y que es casi un rol principal-, la película destaca especialmente por la mano y las decisiones de su director Baz Luhrmann, quien además ofició de co-guionista.
No se cuenta todo, quizás por el criterio de destacar determinado aspecto de la vida de Elvis, y porque se eligió que el narrador sea, en 1997, un moribundo Tom Parker, de quien iremos conociendo sus peores miserias a lo largo de todo el metraje, no sólo por sus debilidades y una adicción extrema a los juegos de azar que finalmente lo dejaría en la peor miseria. Y lo que parece será un recorrido biográfico sobre Elvis Aaron Presley (Tupelo 1935 – Memphis 1977), por momentos quedará en segundo plano para dar paso a la evolución de un personaje impresentable e indefendible. Tanto, que siempre rondará la idea de que por su culpa Elvis murió tan tempranamente.
Recordemos que quien sería conocido como el Rey del Rock pasó sus años infantiles en la región más pauperizada del Mississippi, rodeado de negros con los que convivía con absoluta naturalidad, aún en tiempos de una oficial política segregacionista, que discriminaba y despreciaba a toda persona de origen afroamericano. Allí presenciará sus expresiones religioso musicales, aprendiendo el ritmo y el pulso del gospel, identificándose con una cultura cuya expresión mística se lograba a partir de las reuniones en la que los presentes se entregaban al frenesí del canto y del baile.
Elvis será, desde su más tierna juventud ese “blanco que cantaba como un negro”, y era lógico. Estaba en su misma naturaleza, en sus orígenes, en sus preferencias, en su identidad. Su propia familia, religiosa también, inicialmente no verá con buenos ojos la inclinación artística de Elvis, pero el arrollador éxito que sobrevendría en plena adolescencia terminaría por convencerlos de que ese sería el camino más rápido hacia la fortuna material y el ascenso social.
La casualidad, o el destino, pondría en el camino de Tom Parker, un improbable oficial militar de origen y pasado desconocido, a un jovencísimo Elvis que participaba de festivales musicales de poca monta y acotada trascendencia. Parker, un visionario para el negocio del espectáculo, rápidamente comprenderá que ese muchacho que exudaba talento, desenfado, rebeldía y atracción sexual sería su salvación. Incluso en una época de conservadores sureños que se escandalizarían con el despliegue histérico del cantante, cuyos movimientos pélvicos simbolizaban sucesivas e inacabables penetraciones, para delirio de sus adolescentes y mayorcitas seguidoras, consideradas por sus progenitores en peligro de ser corrompidas. Era demasiado para mitad de la década del ´50, justo cuando ya se les estaba volviendo indigerible el creciente éxito de figuras, todas de raza negra, como BB King, Chuck Berry, Little Richard y Sister Rosetta -de la que alguna vez habrá que hablar seriamente-.
Por entonces, Parker era un agente de ferias que representaba numeritos musicales locales, asociados al estilo country. Pero será conocerlo a Elvis, convencerlo de su potencial, convertirse en su socio – manager (compartiendo el 50 % de las ganancias) y lanzarlo a un estrellato que será observado con preocupación por republicanos tradicionalistas que veían a Presley como un serio peligro para la moral. La persecución será tal, que tras un par de temporadas triunfales lo hará cumplir dos años de servicio militar en Alemania, creyendo que ello le mejoraría la imagen y le evitaría problemas legales. A su regreso tendría esposa (Priscilla Beaulieu), una carrera musical declinando, y buscando encajar actoralmente en un Hollywood que no le daría lugar. Por ello Elvis también fue el responsable de que se lo considerara motivo principal de la decadencia del rock and roll y de los inicios de lo que hoy conocemos como rock, ya como una cuestión contracultural.
El filme mostrará a Elvis desconsolado por los asesinatos de Martin Luther King y Robert Kennedy. Ello lo inspirará a buscar interpretar canciones de mayor compromiso y denuncia, pero Parker lo disuadirá, obligándolo a un repertorio pasatista. Consciente de su decadencia Presley contratará a asesores externos para que lo orienten en el manejo de su carrera. Un especial de navidad parecerá el momento adecuado, grabando canciones más contestatarias y emotivas, algo que disgustará a los patrocinadores, pero será motivo de elogio de crítica y seguidores. Y con ello, un contrato de seis semanas para un show diario exclusivo en un importantísimo hotel de Las Vegas, previo a lo que sería su ansiada gira mundial. Pero las enormes deudas de juego de Parker harán que obligue a Elvis a prolongar su estadía hotelera durante años.
Sobre el final, nos enteraremos de que Parker no es Parker, de que no tiene documentos, no posee pasaporte y que es un holandés fugado que resignó su ciudadanía original. Lo que explica que nunca hubiera querido salir de los Estados Unidos. Elvis lo descubre, lo despide como representante y a punto de irse al extranjero para iniciar su deseada recorrida profesional, Parker le hace ver que ello será imposible si no quiere caer en bancarrota. La frustración, el desasosiego y el dolor lo convertirán gradualmente en un adicto, será abandonado por Priscilla, se alejará de su pequeña hija, y su deterioro será tal que su permanencia en la cartelera de Las Vegas será como una especie de agonía que lo llevará a la muerte a los 44 años.
“Elvis”, de gran ritmo narrativo, tiene escenas memorables, pero quizás una de las más impactantes es cuando, haciéndonos acordar a “The Wall” de Pink Floyd, el cantante aún semidesvanecido por el agotamiento será inyectado para que reaccione y salga a cantar. También es destacable que Austin Butler canta él mismo las míticas canciones que como “Hound Dog” interpretaba alguien con un registro vocal muy difícil de imitar.
Elvis Presley, al día de hoy sigue siendo el solista con más discos vendidos de toda la historia de la música. Y aunque tuvo momentos oscuros, raptos paranoicos y su propio Lado B, siempre será el Rey del Rock, aquel que le diera resonancia mundial en aquella legendaria e iniciática mitad de la década del 50.
FICHA TÉCNICA
“Elvis” (Warner, 2022)
Con Austin Butler y Tom Hanks
De Baz Luhrmann – Duración: 159´
Género: biopic musical
Calificación: muy buena