Esta es la historia de la recuperación de un auto de carrera emblemático. Pero también la de dos apasionados, los hermanos Diego y Marcelo Medina, quienes desde hace varios años vienen trabajando a pulmón para salvar piezas históricas y lograron revivir a cinco joyas del automovilismo argentino. En esta oportunidad se trata de un coche que estuvo perdido por 35 años y que fue campeón con Osvaldo “Cocho” López en la categoría Club Argentino de Pilotos (CAP) en 1985.
El CAP fue creado en 1982 por los recordados, Carlos Alberto Pairetti (campeón de TC en 1968) y Jorge Cupeiro(figura de los años 60 y principios de los 70), que en esa época estaban retirados, aunque se inspiraron en una categoría estadounidense nutrida de Datsun 280 ZX y armaron la versión local con el objetivo de fomentar el espectáculo y darle algo más al público. La divisional argentina fue revolucionaria ya que fue la primera que fue televisada en vivo y en directo por la pantalla abierta en nuestro país. Era una monomarca y en su primera etapa se nutrió de Datsun 280. Participaron los mejores pilotos de la época como Juan María Traverso, Luis Rubén Di Palma, Roberto Mouras, Jorge Raúl Recalde, el mismo “Cocho” López, Esteban Fernandino, los ex F1 Miguel Ángel Guerra y Ricardo Zunino, Guillermo Kissling (el primer campeón) y otros veteranos que volvieron a ponerse el casco como los propios Pairetti y Cupeiro, Marito García, Néstor Jesús García Veiga, Francisco “Paco” Mayorga, Carlos Marincovich y algunos jóvenes tales Ernesto “Tito” Bessone y Gustavo Der Ohanessian.
En esa categoría Cocho armó su propio equipo y el piloto porteño empezó a identificarse con el color rojo. “El equipo nació en 1982 con algunos jóvenes que tenía a mi lado como Juanjo Monteagudo, que recién había terminado la ‘Colimba’. Formé un equipo en Mataderos que lo llamé ‘We Are the Champions’. Porque nos sentíamos jóvenes revolucionarios y se combinó con la canción de Queen”, le contó Cocho López a Infobae.
“Tuvimos una Datsun y nos fue muy bien de entrada en 1982 y 1983. En 1984 estábamos para ganar el campeonato, pero tomamos un compromiso con Héctor Fliter, uno de los dos proveedores de neumáticos. La otra marca era Paul y andaban mejor y esas cubiertas las tenía Bessone, quien nos hizo la diferencia y se nos complicó”, recuerda el porteño de 74 años sobre la temporada en la que terminó quinto en el campeonato.
“En 1985 la categoría puso un solo proveedor de neumáticos y todos estuvimos en iguales condiciones. El equipo aprendió a hacer las cosas con el amor que se tiene que hacer. No hay plata para pagar el amor que uno le ponía a algo y más a un auto de carrera. Los fierros parecen insensibles, pero no lo son. Cuando vos los maltratás, se quejan y cuando los tratás bien se ponen felices y ganás carreras”, explica el ex piloto de Mataderos.
“Fue un campeonato muy lindo porque conseguimos tener un auto muy efectivo, siempre estuvimos peleando entre los cinco primeros y todos tuvimos una dedicación plena. Yo estaba muy entrenado físicamente, algo que no se usaba tanto y fue una rutina que arranque en 1978/79 cuando me fui a correr a Europa (Fórmula 2). Se nos dio porque empezamos a sumar puntos. Fue una época hermosa porque como éramos el único equipo en la Capital, estábamos cerca de todos los canales de TV, y siempre nos invitaban a los programas y eso nos permitió conseguir sponsors”, relata Cocho, quien acaba de inaugurar un helipuerto con un hangar en el Autódromo de Buenos Aires, el mismo escenario donde en la última fecha de 1985 obtuvo el primero de sus tres títulos en el CAP. “Fue en el Autódromo, mi segunda casa y recuerdo que en la vuelta de honor todos los muchachos se subieron al auto”, relata.
Los festejos siguieron y revela una anécdota con Fangio: “En 1986 seguimos, pero con un Nissan y logramos más de 15 podios entre los dos años. Por esa cantidad de podios Chandon me invitó a una fiesta junto con Juan Manuel Fangio. Nos hicieron pasar al escenario, subir a una balanza, nos pesaron y nos regalaron nuestro peso en botellas de champán y teníamos que elegir cuál nos gustaba. Lo divertido fue que Juan Manuel me dijo al oído, ‘¿cómo no nos avisaron antes? Si sabía me ponía bulones o rulemanes en el bolsillo’. El Chueco, tipo un fantástico”.
Cocho sigue siendo muy amigo de sus amigos. Es el compinche ideal con esos valores de barrio de otra época. Por eso fue tan especial haber sido campeón con su propia escudería ya que esos fines de semana eran una especie de viaje de egresados, pero con el valor agregado de compartir una pasión. Entre sus integrantes estuvieron los hermanos Medina, que eran muy chicos, pero fueron “adoptados” en el grupo. Ambos son de Lomas del Mirador, una localidad bonaerense de La Matanza y que la Avenida General Paz la separa del barrio porteño de Mataderos. Se hicieron amigos de Cocho e incluso Diego fue acompañante suyo en el Turismo Carretera. Luego de más de tres décadas, él y Marcelo tomaron un rol protagónico.
En 1986 al CAP renovó su parque e ingresaron los Nissan 300 y Cocho vendió el Datsun campeón. El coche se perdió por 35 años y fue recuperado a fines de 2021. Ahora está en proceso de restauración y los hermanos Medina le contaron a este medio cómo lograron dar con su paradero y la historia de su recuperación.
El equipo de Cocho López y Diego Medina aparece señalado (Hermanos Medina)
Diego afirma que “a este auto lo compraron en Misiones. Era de Oscar Pentecoste (ex piloto de Turismo Nacional). Le compran el auto de calle, Juanjo y Néstor lo hicieron de carrera, corren toda la temporada 1985, consiguen el campeonato, y ahí fue cuando el auto se lo venden a una persona de Comodoro Rivadavia”.
“El auto fue de calle en Misiones, lo compran y lo transforman en auto de carrera, luego lo compra una persona de Comodoro Rivadavia y lo hizo de calle. Lo anduvo de calle hasta que lo desactivó y lo guardó. Lo compramos nosotros y lo volvimos a transformar en auto de carrera”, agrega.
Los hermanos Medina ya recuperaron otros cuatros coches históricos originales: dos Volkswagen 1500 de Luis Rubén Di Palma y de su hijo mayor, José Luis. Con uno de esos autos el Loco fue campeón del TC 2000 en 1983. También el Nissan 300 ZX con el que Cocho López fue campeón del CAP en 1986 y 1987. Se sumó el revolucionario Fiat Regatta que el mismo porteño corrió en el TC 2000 en 1989 y 1990. Ese auto fue apodado “Vencedor” porque ganó cinco carreras en 1990 y por uno de los productos de su principal sponsor. Fue uno de los coches históricos que se expusieron y desfilaron en la previa de los 200 Kilómetros de Buenos Aires del TC 2000.
“El rastreador soy yo y trabajo mucho en el tema de redes. Había aparecido una (Datsun) y estábamos casi seguros de que era, pero no podíamos confirmarlo. Apareció una persona diciendo que esa no era, que la original la tenía él y como lo dijo de mala manera, lo bloquearon. Averiguamos quién era y resulta que era la persona que le compró a Cocho el Datsun”, explica Marcelo.
“Lo contactamos por medio de Néstor Gerardi y Juanjo Monteagudo, que fueron los chicos que la armaron. Mediante ese dato lo contactamos y él sabía quiénes éramos por el tema del Regatta Vencedor, y nos cedió gentilmente el auto. Así que lo trajimos para comenzar con la restauración y una linda historia: Cocho tuvo una Datsun que no estaba muy bien y necesitaba este auto”, detalla. Gerardi fue el preparador de los motores en aquella época y ahora también armando los fierros. En su taller se comenzó la restauración de la parte mecánica y la suspensión. También arrancaron los trabajos de pintura. Los detalles finales se harán en el taller del piloto de TC, Ignacio Savino.
El coche estaba en Comodoro Rivadavia, donde su ex dueño, Rubén Ferrante, lo usó para correr en los zonales y luego lo volvió a transformar en auto de calle. Como nunca hizo la transferencia, la clave para corroborar que era el original fue la cédula verde a nombre de Cocho López. Además, como contó Marcelo, algunos integrantes de aquel equipo de los años ochenta se involucraron y también confirmaron que era el verdadero. Ferrante les vendió el coche a los Medina y lo trajeron a Buenos Aires.
La cédula verde a nombre Osvaldo Abel López, un documento clave para confirmar que el coche era el original (Hermanos Medina)
“El coche lo vendieron porque en 1986 arrancó el campeonato con las Nissan 300. Este auto estaba aún a nombre de Cocho, en el título y en la cédula. Hicimos un informe de dominio y estaba todo correcto. Cocho, como siempre, muy gentilmente y siguiendo todas locuras, fue a la escribanía, firmó los 08 y ya está transferido a nuestro nombre y está en proceso de restauración por todo el equipo We Are the Champions de 1985″, comenta Marcelo.
“Cuando encontramos el auto, a nuestros ojos estaba completo. A la vista de otros, estropeado. Nosotros buscamos que el auto esté completo, original. No queremos un auto lindo que esté manoseado. Este auto aún conservaba en sus luces traseras todos los agujeritos de los remaches, estaban tapados los cortacorrientes, los cortes de las jaulas y es muy lindo ver eso. Nosotros empezamos a trabajar sobre esos materiales y no es que está inventando algo. Otro punto es que el auto es estándar y japonés y te da la posibilidad de girar y sabés que no se va a romper”, detalla.
Diego subraya que “tenemos al equipo que hizo el auto” y Marcelo confía que “la pieza que faltaba era la trompa y en las redes encontramos a Emiliano Tobio que tenía la matriz, una cosa increíble. También Tulio Crespi (constructor de los aditamentos aerodinámicos de los autos del CAP) se prestó generosamente y fue el que diseñó el alerón trasero, los baberos y el canalizador y las polleritas”.
-¿Qué los lleva a hacer esto?
Marcelo responde: “En un momento de la vida descubrís que uno es administrador de su vida y que nada es de uno. Estamos restaurando cosas que no solo se nos pone la piel de gallina a nosotros, sino que a muchísima gente. Nos sorprendió tanto que te motiva y nos empuja más. Nos encanta, amamos esto que hacemos”.
Los hermanos Medina hacen todo a pulmón. No persiguen ningún fin económico y sus movidas no tienen precio porque suelen exponer los coches en las escuelas para que los chicos conozcan cómo era el automovilismo de otra época, ese que ellos mamaron y del que forjaron su pasión que los llevó a recuperar autos históricos.
LA RECUPERACIÓN DEL AUTO
El Datsun llegando al garaje de los Hermanos Medina (Hermanos Medina)
Así estaba el interior del auto cuando lo recibieron (Hermanos Medina)
El motor también es original (Hermanos Medina)
La trompa la consiguieron gracias a una matriz original (Hermanos Medina)
El Datsun en el taller donde se le realizan los trabajos de restauración (Hermanos Medina)
Fuente: Infobae