Lo que comenzó hace 10 años como un viaje soñado se transformó en una pesadilla para Nicolás Bossié (32) y su familia. El viajero argentino lleva cinco meses preso e incomunicado en Kayes, Malí, país de África Occidental. El motivo: tener el pasaporte vencido.
“No saber es lo peor. No tenemos ningún tipo de información, no conocemos en qué condiciones está Nicolás. Nunca pudimos hablar con él desde que lo detuvieron”, cuenta Karina Lombardo, tía del joven, diálogo con TN. “Más allá de que, gracias a que hablo inglés, pude entrar en contacto con un asistente social de la cárcel que me dice que él está bien, el obstáculo principal que tenemos hoy es no conseguir ningún abogado que pueda ver el expediente y entender cuál es el problema”, explica la mujer.
Ocurre que, en Malí, no llevar documentación que acredite identidad es considerado un delito penal. La familia de Bossié sospecha que el joven no estaba enterado de la normativa, o subestimó las consecuencias que podría tener en ese país portar un pasaporte vencido.
“No sabemos nada sobre él”
Luego de haber dejado su Mercedes -provincia de Buenos Aires- natal en 2012 para embarcarse en una travesía por el mundo, el viajero se propuso este año saldar su cuenta pendiente: conocer África.
Cruzó a Marruecos desde España y allí se le venció el pasaporte. Luego bordeó la costa del Atlántico Norte hasta llegar a Senegal, donde estuvo viviendo en aldeas campesinas. A mediados de mayo cruzó a pie la frontera con Malí. Cinco días después, el 19, fue detenido y perdió todo tipo de comunicación con sus seres queridos.
“La última vez que tuve contacto con él fue el 13 de mayo, cuando me escribió por Facebook. Días después, Cancillería le mandó una carta documento al papá de Nicolás para notificarlo. Así fue que nos enteramos. Hoy no sabemos nada sobre él”, señala Lombardo.
En esa comunicación, el organismo encargado de las relaciones exteriores del país instó a Oscar Bossié a que contactara a la embajada argentina en Nigeria. De ahí uno de los obstáculos que enfrenta la familia: la Argentina no cuenta con representación diplomática en Malí.
Y allí, de acuerdo con el relato de la tía del viajero, se enlaza un segundo inconveniente: “El abogado que sugirió la embajada argentina en Nigeria dijo que se iba a acercar y todavía no fue. Ninguno quiere trasladarse desde Bamako -capital de Malí- a Kayes porque es lejos -510 kilómetros- y costoso”.
Gestiones trabadas e incertidumbre
No solo está trabada la vía legal, para la cual tampoco ayuda la tensa situación política y social que vive el país africano, escenario en los últimos años de repetidos ataques yihadistas que provocaron un espiral de violencia interna. El problema de los Bossié es que tampoco logra avanzar ninguna de las opciones que componen el frente diplomático.
Además de las gestiones realizadas a través de la embajada argentina en Nigeria, la familia inició tratativas para que desde la embajada nacional en Argelia se desplacen hasta Malí. “Sería el mes que viene”, apunta Lombardo. Incluso hay gestiones con la embajada brasileña en Malí para que intercedan ante las autoridades del país.
Mientras tanto, fuentes del Ministerio de Relaciones Exteriores informaron gestiones para enviar una misión a Kayes. “La mamá de Nicolás (Janet) habla todos los días con Cancillería, pero no tenemos más opción que esa. Como vemos que no es suficiente, decidimos hacer público el caso”, precisa la mujer.
Y amplía: “El papá de Nicolás iba a tener una audiencia el 2 de agosto. Había recibido la notificación de que la justicia de Malí iba a poner un abogado de oficio. Sin embargo, esa audiencia fue suspendida y nunca se reprogramó. Y a partir de ahí, todo entró en una nube”.
Bossié está en una cárcel común de una ciudad a la que se conoce como la olla a presión de África debido a su calor extremo. En mayo, justo cuando llegó el argentino, el lugar alcanza picos de 46°C.
“La última vez que pude contactarme con el asistente social de la cárcel me comentó que Nicolás está bien, pero también está ansioso porque sabe que queremos sacarlo de ahí, los días pasan y no hay novedades”, detalla la tía del joven, y revela otro foco de incertidumbre para la familia: “La alimentación en la cárcel de Malí se hace desde afuera. La familia es la que debe proveer al detenido, y lo mismo ocurre con la higiene. No sabemos quién alimenta y quién le brinda los elementos necesarios para estar en mínimas condiciones”.
Fuente: TN Noticias.