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Muñecos de Fin de Año: una tradición que comenzó como un homenaje y lleva 66 años ardiendo en La Plata

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Según los libros de historia, la quema de muñecos en la última noche del año nació como tradición en la antigua Grecia. Con el pasar del tiempo, esta costumbre se fue extendiendo por diversos lugares de Europa y cruzó el continente, hasta llegar a la Argentina.

En la Provincia de Buenos Aires, se sabe que esta tradición es típicamente platense, por lo menos desde hace 66 años. Con el tiempo, se convirtió en un ritual el acontecimiento de que muchas familias se preparen para ver arder a esas enormes esculturas hechas de papel y madera. Después del brindis, los abrazos y los deseos de felicidad, salen emocionados de sus casas y corren hasta el “momo” más cercano para disfrutar del espectáculo.

La historia del primer muñeco surgió a principios de los ‘50, en la puerta del legendario bar-almacén Los Obreros, ubicado en calles 10 y 40, que en ese tiempo le pertenecía a don Luis Tórtora, quien luego se convertiría en el presidente del club Defensores de Cambaceres. Precisamente, en 1956, decidió hacerle un homenaje a los jugadores que salieron campeones esa temporada.

El muñeco del jugador de Cambaceres fue el primero en quemarse en la historia de esta tradición. (Foto: Gentileza de Silvia Villar, la niña con vincha que figura en la foto junto a sus hermanos)
El muñeco del jugador de Cambaceres fue el primero en quemarse en la historia de esta tradición. (Foto: Gentileza de Silvia Villar, la niña con vincha que figura en la foto junto a sus hermanos)

Tórtora, detrás del mostrador atendía con amabilidad. Pero no estaba solo, lo acompañaba su mujer, Victoriana. La historia cuenta que un domingo de 1951 salieron a pasear, encararon con el auto para el lado de Melchor Romero, donde Luis se interesó en frenar para ver un partido. Jugaban Romerense y Cambaceres. El número 2 de los visitantes era conocido del barrio y se quedó mirando.

Años más tarde, don Luis terminaría siendo presidente del club de Ensenada. Y en 1956, salieron campeones con un equipo con figuras que habían descollado en Primera A del fútbol argentino, en la época de oro. Pero además fue un torneo despedida de la Liga Amateur, porque desde el año siguiente entraron a la Asociación del Fútbol Argentino (AFA).

En honor a aquel grupo de jugadores y a su hinchada, don Luis no tuvo mejor idea que celebrarlo colocando un enorme muñeco en la puerta de su comercio. El “momo” llegaba hasta lo más alto de la construcción de ladrillos. Por supuesto que tenía el escudo del “Rojo” del lado del corazón, pantalón corto negro con cordones, medias rojas y botines.

Desde ese año, hasta la actualidad, los muñecos se armaron casi de manera ininterrumpida. El único silencio se hizo en 1976, durante la llamada “La Noche de los Lápices”, donde estuvo involucrado un amigo del barrio.

Declararon de “Interés Cultural” la esquina donde nació la tradición

La familia del primer muñequero de La Plata, Luis Tortora, recibió una distinción por parte de la Secretaría de Cultura local. En esta oportunidad, el Municipio le entregó el reconocimiento a Roberto Tortora (hijo de Luis), en el marco de una conmemoración que contó con la presencia de familiares, vecinos, amigos y cuatro generaciones de muñequeros del lugar.

“Me siento totalmente orgulloso del reconocimiento. Es un homenaje a mi padre, quien inició la tradición que se multiplicó tantas veces y que hoy es algo infaltable en la ciudad de La Plata”, expresó Roberto Tortora.

La familia de Luis Tortora, el primer muñequero de La Plata, recibió una distinción de Interés Cultural. (Foto: Municipalidad de La Plata)
La familia de Luis Tortora, el primer muñequero de La Plata, recibió una distinción de Interés Cultural. (Foto: Municipalidad de La Plata)

En ese aspecto, valoró: “Hacer el muñeco es la esperanza de hacer algo por nosotros, por nuestros hijos, por el barrio. Es la alegría de a fin de año quemar todo lo malo del año que pasó y recibir el nuevo”.

“Estoy convencido que la tradición no murió, está totalmente a pleno. La tradición significa el muñeco que se hace con madera, que lo pegamos con harina y agua, el que se hace con esfuerzo. Hoy veo las caras de los chicos con la misma alegría que teníamos nosotros de ver cómo van creciendo las estructuras”, concluyó.

La llama se mantiene encendida en la esquina donde nació la tradición

Maikel García, un artista de 34 años que vive en el barrio donde nació la tradición, aún hoy mantiene vive la llama de la quema de muñecos de Fin de Año y cuenta cómo lleva adelante el trabajo para levantar esas estructuras gigantes que terminan reducidas en cenizas.

Nací en este barrio, crecí con esto y para mí es todo. Tengo 34 años y lo sigo haciendo como cuando tenía 15. Haber crecido acá tiene un plus, lo haces con otras ganas, porque si estás en otro barrio es diferente, aunque vienen chicos de distintos barrios, amigos de amigos que se van copando y está buenísimo. Esto significa toda mi vida”, expresó Maikel desde la esquina de 10 y 40 donde en se está levantando el muñeco del “Dibu” Martínez, arquero campeón del Mundial de Qatar 2022.

Muñeco de "Dibu" Martínez elaborado por los vecinos de la esquina de 10 y 40. (Foto: Maikel García)
Muñeco de «Dibu» Martínez elaborado por los vecinos de la esquina de 10 y 40. (Foto: Maikel García)

“El trabajo día a día es complicado, porque lo hacemos en la calle casi en tiempo récord. A veces el clima no acompaña y algunas circunstancias que dificultan el trabajo. Por ejemplo, el otro día les robaron a los chicos mientras estaban haciendo el muñeco. De igual forma, siempre terminamos disfrutándolo hasta el último día”, resaltó.

Para la creación de estas esculturas, los vecinos usan una base de madera, se ayudan con una estructura de hierro, y también emplean alambre, cartón, engrudo para pegar los diarios y pintura. “Nosotros siempre usamos la misma técnica, porque lo importante es el resultado”, sostuvo Maikel.

Consultado sobre cómo afrontan los gastos de los muñecos, el artista explicó que estos últimos años recurrieron a obras en construcción del barrio que colaboraron con tirantes, maderas y tablas. “De esta forma tuvimos un gasto menos, que es demasiado sí lo compras desde cero. Algunas veces también hicimos rifas, o ponemos plata nosotros y después lo recuperamos con lo que colabora la gente, que es muy generosa”, aclaró.

Messi y la Scaloneta: Maikel García, joven artista de La Plata que elabora muñecos para quemar en Fin de Año, junto a su pareja e hijo Dante (Foto: Instagram @maikelgarciap)
Messi y la Scaloneta: Maikel García, joven artista de La Plata que elabora muñecos para quemar en Fin de Año, junto a su pareja e hijo Dante (Foto: Instagram @maikelgarciap)

Maikel vive actualmente con su pareja e hijo de 5 años que se llama Dante. Durante todos estos años, el joven y su familia estuvieron realizando obras como Messi y la Scaloneta, Mafalda, Maradona, entre otros.

“Este año tuvo otro gusto este muñeco, porque hay generación nueva, con muchos jóvenes, y Dante quiso acompañarme todos los días y lo disfruté de otra forma. No sé si el día de mañana seguirá haciéndolo conmigo, pero ya que me haya acompañado en esta locura, es una alegría extra”.

De pura diversión, a una competencia

La transformación de esas figuras gigantes en todos los barrios de la Ciudad de La Plata ha sido inmensa: de aquellas primeras estructuras realizadas con materiales caseros hoy queda poco, pues en una carrera de desafíos constantes los creadores de “momos” perfeccionan cada vez más la técnica y utilizan elementos año tras año más sofisticados, ya que son sometidos a una votación y el más elegido gana un premio de hasta 150 mil pesos.

Muñeco de Ratatouille, en calle 10 y 32. (Foto: Municipalidad de La Plata)
Muñeco de Ratatouille, en calle 10 y 32. (Foto: Municipalidad de La Plata)

En sus comienzos, los muñecos eran parte de una gran fiesta que empezaba en Navidad, cuando las calles de La Plata se vestían de fiesta con guirnaldas multicolores que colgaban de los árboles y se escuchaba música en los barrios que a manera de las viejas propaladoras se pasaba desde un tocadisco conectado a grandes bocinas colocadas también en los árboles.

Los muñecos son desde sus orígenes centros masivos de reunión para las familias del barrio que, tras el brindis de la medianoche por el Año Nuevo, se acercan al punto donde se quemará el muñeco para disfrutar del típico espectáculo barrial.

Muñecos de Los Simpsons, ubicado en 25 y 32. (Foto: Municipalidad de La Plata)
Muñecos de Los Simpsons, ubicado en 25 y 32. (Foto: Municipalidad de La Plata)

Aunque la mayoría de los realizadores de “momos” son adolescentes y jóvenes y queda para los más chicos del barrio la “recaudación” de fondos para el armado (se paran en las esquinas para pedir a los automovilistas una colaboración que sirva para cubrir los gastos de la confección), son los adultos más experimentados los que planifican el muñeco, no sólo el diseño sino también la estructura y la seguridad, algo que precisa seriedad y profesionalismo; tanto es así que suelen intervenir arquitectos, ingenieros, estudiantes de Bellas Artes y de Diseño de la Universidad Nacional de La Plata.

En los años 90 comenzaron los concursos y a partir de entonces los mejores muñecos son premiados. Ya desde hace unos años no suelen ser menos del centenar los que la Comuna de La Plata habilita para su armado y quema del 31 de diciembre.

¿Cómo votar?

Cada vecino podrá emitir su voto a través de la página web https://geomunecos.laplata.gob.ar. Como incentivo económico, el primer lugar obtendrá $150 mil pesos, el segundo $100 mil, el tercero $50 mil y el cuarto $30 mil.

Por otra parte, también se brindarán distinciones y reconocimientos para los momos que emergen del corazón de cada rincón de la ciudad. A través de un jurado conformado por muñequeros históricos, se entregarán trofeos en las categorías “Escenografía”, “Creatividad”, “Terminación”, “Idea” y el premio “La voz de los Muñecos”.

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