A pesar de que durante el fin de semana de Navidad llovió en gran parte de la zona núcleo, la situación del maíz y la soja sigue siendo muy complicada. Las siembra de ambos cultivos continúan atrasadas y los lotes implantados presentan, en gran medida, una situación de regular a mala. Es por ello que desde el sector ya se adelantan a pedirle al Gobierno “paliativos” y advierten por posibles faltantes para la industria del crushing de cara al próximo año.
“En los últimos meses el sector en general, y el cultivo de soja en particular, enfrenta un complejo panorama por una sequía que genera un alto impacto en una de las cadenas más competitivas del país. Este contexto sumerge al productor en una profunda crisis, que sumado a los problemas que viene afrontando por diversas medidas contraproducentes, afectan la producción y su bolsillo acrecentando cada vez más sus necesidades. Esto, sin duda, también se traducirá en mayor capacidad ociosa de la industria y en menor generación e ingreso de dólares, configurando un drama para nuestra economía nacional con repercusiones en cada eslabón de la cadena», detalló en un comunicado la Asociación de la Cadena de la Soja (ACSOJA).
La entidad señaló que «es imperativo avanzar con claros paliativos para el sector en el corto plazo para evitar que esta situación genere daños irreparables, y trabajar en una estrategia para arribar a soluciones que, en un futuro generen incentivos para más producción. Convencidos que somos parte de la solución, la cadena siempre está abierta al diálogo y esperamos poder consensuar medidas urgentes que se hagan eco de las éstas necesidades”, se indicó en el comunicado.
El posible faltante de grano de calidad para la industria del extrusado de soja no es un dato menor. Actualmente Argentina es líder en los envíos de aceite y harina de soja a nivel mundial y cuenta con una industria que trabaja con alta capacidad ociosa. Durante este año fue evidente la primarización de las exportaciones, es decir se exportó más grano en detrimento de productos con valor agregado, pero esa tendencia podría cambiar de cara al 2023 ya que la vuelta del diferencial de retenciones prometía mayor rentabilidad para las aceites.
En este marco, la sequía se presenta entonces como el gran problema que tendrá que sobrellevar no solo el campo sino la economía en general. Menor producción o grano de mala calidad redundará en menor ingreso de dólares. Hasta el momento, los analistas más optimistas adelantan que el retroceso en la liquidación de divisas, solo por la soja, puede ser al menos de u$s3.000 millones.
Otra cuestión clave es que en el actual contexto de sequía los pequeños y medianos productores son los más afectados ya que no tienen la capacidad financiera de revertir rápidamente pérdida de rindes o de la totalidad de la cosecha en mucho de los casos.
El escenario que se plantea es de más incertidumbre que de certezas. Según el último informe de la Bolsa de Comercio de Rosario, hasta la semana pasada había 2,4 millones de hectáreas sembradas con soja que se encuentran en malas condiciones por la falta de lluvias. En tanto restan sembrarse unas 400.000 hectáreas que siguen demoradas por la falta de humedad en los suelos. A nivel país, solo se pudo avanzar con el 60% de la implantación estimada en 16,4 millones de hectáreas.
Lo cierto es que la cadena de la soja es el mayor aportante de divisas de la Argentina con alrededor de u$s23.000 millones al año, según lo calculado para este 2022. Si bien los precios internacionales continúan al alza, ante el alerta que plantea la sequía en Argentina, la situación para los productores continúa siendo compleja porque en muchos casos la caída productiva no podrá ser compensada por los altos precios. El Gobierno sigue con preocupación el tema, mientras espera que las tan ansiadas precipitaciones lleguen en el corto plazo. (https://www.ambito.com/)