El silencio demostró ser un gran aliado que contribuye a nuestro bienestar emocional, pero la calma que nos proporciona la ausencia del ruido está poco valorada.
“La comunicación acústica nos distrae, nos conecta con el exterior, nos interpela y nos invita a relacionarnos con lo que sucede fuera. Es cómoda porque nos aleja de nuestra interioridad, que es donde residen nuestros mayores retos para ser felices y vivir con equilibrio y bienestar emocional”, señaló la psicóloga Mireia Cabero Jounou, directora de Cultura Emocional Pública y profesora de la Universidad Abierta de Cataluña (UOC).
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La experta subrayó que el silencio, en cambio, no atrae nuestra atención hacia el exterior, sino hacia nuestra “comunicación interior”, que engloba nuestros pensamientos, emociones, sueños, miedos, etcétera. “Por ello, vivir hiperconectados al ruido exterior es una estrategia de supervivencia que nos evita esfuerzos mentales y emocionales”, afirmó.
El impacto del exceso del ruido
Cabero Jounou indicó que es el exceso de ruido el que impacta de forma negativa tanto en nuestra salud física como mental. Respecto a la primera, siempre queda afectada cuando nuestro organismo no puede gestionar los estímulos por hipersensibilidad, por falta de recursos internos o ante estímulos excesivos que colapsen el sistema.
“Así sucede con los ruidos: a más hipersensibilidad de la persona o más volumen del estímulo, más riesgo habrá sobre nuestra salud auditiva, cardíaca o mental”, detalló la especialista, quien añadió que, de igual forma, el sueño se puede ver alterado.
En cuanto a la salud mental, la psicóloga manifestó que la exposición a una alta contaminación acústica repercute en nuestro cerebro, que incrementa su actividad, “generando procesos emocionales de estrés, ansiedad e irritabilidad”.
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Motivos para practicar el silencio
El silencio ayuda a vivir con una mente consciente, ordenada y que puede lidiar mejor con nuestro “yo interior”. Cabero Jounou apuntó: “La interioridad mal gestionada es fuente de desequilibrios emocionales y mentales que afectan a nuestra salud física y mental, así como a nuestras relaciones, rendimiento y, en definitiva, a nuestra satisfacción vital”.
Luego, clasificó las ventajas que se pueden obtener del silencio en tres grupos:
- Capacidad de autogestión: en este punto, la especialista recuerda que nuestro día a día está repleto de situaciones que pueden generar un impacto emocional, por lo que es muy conveniente que la mente tenga su espacio para descansar, ordenar y reparar tanta hiperestimulación, algo que aporta el silencio. “Si en lugar de respetar estos momentos, seguimos estimulados por el exterior, el cerebro no puede afrontar, gestionar y reparar los estímulos diarios, por lo que acaba agotándose innecesariamente”, expuso.
- Relajación y reducción del estrés: a menor impacto de estímulos externos, menos esfuerzo necesita hacer el cerebro. Cabero Jounou indicó que “la relajación permite una mayor calidad emocional”, a la vez que dijo que vivir con niveles bajos de estrés favorece la salud del sistema inmunológico.
- Salud física y mental: por último, la experta persevera en la idea de que un cerebro que puede autogestionarse y estar relajado facilita, como consecuencia, la salud global de la persona.
Cómo disfrutar del silencio
Aunque parezca tarea sencilla, practicar el silencio requiere de tiempo, algo que en muchas ocasiones no tenemos. Para disfrutar de sus beneficios, Cabero Jounou recomendó:
“Buscar un espacio para estar en silencio, tanto de día como de noche, en momentos productivos de trabajo e, igualmente, cuando estemos relajados”, aseveró, mientras que sugirió llevar a cabo el ejercicio de reflexionar acerca de qué emociones positivas y negativas nos provoca.
Además, manifestó: “El silencio debe ir acompañado de quietud. Por ello, es importante relajar nuestro cuerpo, nuestra mente y respirar conscientemente”.