Desde hace décadas, cada vez más argentinos eligen vacacionar en el sur de Brasil. En este marco, uno de los lugares más emblemáticos es sin dudas la ciudad de Florianópolis. Allí hay un restaurante que puede ser considerado patrimonio local, y es es el Bar do Arante.
Los mensajes escritos en pequeños papeles o improvisados en servilletas están en los más variados idiomas, desde el español hasta el alfabeto árabe. Todo empezó cuando un visitante, entre la ida vuelta constante de la playa hacia el bar, garabateó algo en un papelito y Arante (el dueño) lo pegó en la pared.
Ubicada junto al mar, Arante comenzó como una pequeña venta. Arante Monteiro y su mujer Osmarina Maria vendían verduras, frutas, huevos, pescado, galletas saladas, tabaco de cuerda y platos de comida para los pescadores. Todo en el cuaderno.
La carta de Arante incluye buena y sencilla comida casera de pescador. Para aprovechar el menú tradicional, la sugerencia es pedir un pastelzinho de berberechos o camarones para empezar.
Sin lugar a dudas, fue un poeta errante quien publicó el primer mensaje en Arante, desde entonces miles han venido a agradecerle la hospitalidad y la comida generosa de un lugar por el que pasan cientos y cientos de argentinos.