Corre el año 1892. Argentina es una nación joven, pero se encuentra entre las más pujantes y desarrolladas del mundo. Dos misteriosos agentes de la policía federal llegan al pueblo de Quequén, en la costa atlántica, para ayudar a resolver un crimen. Dos niños han sido degollados y su madre, viva, aunque en estado catatónico, es la única testigo del hecho. Uno de los agentes es Juan Vucetich, un inmigrante de origen croata que trae un método innovador: la dactiloscopia, una disciplina que permite identificar inequívocamente a una persona por el relieve único de las crestas capilares de los dedos de la mano. Si lograran resolver un crimen tan horroroso gracias a este procedimiento, Argentina tomaría la delantera geopolítica con un logro revolucionario para la administración de los países. Con gran capacidad narrativa y una afinada precisión para describir el clima turbulento, expectante e innovador que se vivía a las puertas del siglo XX, Federico Andahazi creó una historia oscura y atrapante que indaga en personajes tan frágiles y complejos como valientes. Persecuciones, corrupción, intrigas internacionales y bandidos revolucionarios recorren las páginas de esta novela en la que se amalgaman de forma erudita y delicada, el disfrute y la reflexión.
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