Agentes especializados de la Dirección General de AFIP-Aduanas no podían salir de su estupor al revelar el insólito cargamento que contenía una caja de cartón. Luego de atravesar el escáner, una encomienda postal internacional, que partió de la ciudad de Monte Grande con dirección a Estados Unidos, reveló la llamativa presencia de restos humanos.
Envuelta en una bolsa de nylon, la forma de cráneo hizo que los inspectores aduaneros dieran aviso a la Justicia y así obtuvieron la autorización respectiva para abrir el paquete. El personal del organismo que dirige Guillermo Michel se encontró con una calavera en lo que constituía una flagrante infracción al régimen de courier.
Para más sorpresas, en el interior del paquete había una factura comercial por 295 dólares y cinco hojas con texto en inglés cuyo título era: Guía para la importación de restos humanos a los Estados Unidos para entierro o subsiguiente cremación.
La calavera secuestrada en la localidad de Monte Grande (Aduana)
Lo que los remitentes pasaron por alto, más allá de las leyes estadounidenses, fue cumplir con la reglamentación nacional para este tipo de encomiendas. Ya que el envío eran restos humanos, no corresponde el régimen de encomiendas postales.
Por ende, ante la exportación de un resto óseo, el procedimiento debía contar con el aval del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA). Al incumplirse esto, las autoridades aduaneras secuestraron el envío postal y comunicaron a la fiscalía de turno para elevar su informe al juzgado actuante
Además, se hará un peritaje a la calavera, ya que, en caso de ser una pieza con valor arqueológico, deberá intervenir Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano.
Siniestros antecedentes
El 13 de diciembre, la Aduana halló la cabeza momificada de un niño de entre 9 y 10 años en una encomienda despachada en San Telmo con rumbo a Brooklyn, New York. Había sido despachada el día anterior en una sucursal de Correo Argentino en San Telmo. Fue detectada en el centro postal internacional de Monte Grande, en medio de un escaneo de rutina. Tenía sus contenidos declarados como un juguete, un “adorno artesanal de Spiderman”, según lo dicho por el remitente. Sin embargo, el scanner reveló formas compatibles con huesos. Así, la caja fue abierta. Había, efectivamente, una máscara de Spiderman. Dentro de esa máscara, prolijamente envuelta en gasa, estaba la cabeza decapitada del niño, sostenida por un gorro de lana gris, todavía con sus rasgos faciales intactos y su pelo rojizo.
La investigación quedó en manos del Juzgado Nacional Penal Económico N° 2, que ordenó que se entregó la cabeza al Departamento de Delitos Fiscales de la PFA para su guarda y custodia. Luego, fue entregado al Equipo Argentino de Antropología Forense, que hoy analiza los restos con un estudio suplementario de radiología encargado a la Morgue Judicial.
Los restos viajaban hacia Buenos Aires. Quien los llevaba habló de exportarlos a Estados Unidos
Este último martes, personal de Aduana en Clorinda halló cuatro cráneos humanos en una valija, parte del equipaje de una pasajera de un micro de larga distancia que viajaba de Paraguay a Buenos Aires. La mujer, oriunda de Venezuela, contaba con un DNI argentino y un domicilio declarado en Hurlingham, cobra diversos planes sociales y una prestación por desempleo, según sus registros. Hasta 2021 había sido empleada de una firma dedicada a la limpieza de edificios.
El micro de la firma Nueva Empresa Godoy fue detenido para un control de rigor mientras cruzaba el Puente Internacional San Ignacio de Loyola para ingresar a la Argentina. En ese momento, el escáner de equipaje mostró las siluetas de los restos. Así, se procedió al control físico del equipaje. Disimulados entre sus objetos personales se hallaron los cuatro cráneos humanos completos, con maxilares y dentaduras incluidas.