En una de sus salidas al Paraná, los jóvenes Mauro Pediccini y Cristian Raviola, amantes del río y su entorno, descubrieron varios trozos de maderas semi enterradas en un sector de playa en el islote que se está formando paralelo a la llamada “Isla del Diablo”, al norte de la ciudad.
El aspecto y el tamaño de los fragmentos les llamaron poderosamente la atención, por lo que decidieron recogerlas para que el sol, el oleaje y el viento no terminaran por hacerlas desaparecer y las acercaron de inmediato al Museo Paleontológico de San Pedro.
A los efectos de reconocer las características del lugar donde fueron halladas y recabar algún dato, José Luis Aguilar, Alejandro Banchini y Walter Parra, del grupo del museo, navegaron hasta el punto señalado por los dos amigos.
Antiguos maderos
Las piezas están sumamente erosionadas por el agua. El desgaste que presentan infiere que estuvieron mucho tiempo sumergidas y luego, por algún motivo, se liberaron hasta llegar al punto donde fueron encontradas. En su superficie se observan finas líneas paralelas de desgaste similares a otras maderas antiguas revisadas en la zona.
Algunas piezas alcanzan los 70 cm de longitud y unos 20 cm de diámetro. La mayoría son cilíndricas, salvo una que es plana, tipo tablón.
Todas presentan un grado de erosión importante y sus bordes se ven redondeados por acción del agua y el arrastre contra el terreno arenoso donde fueron halladas.
Opinión del museo
Desde el grupo del museo opinan que “teniendo en cuenta las características y ubicación del lugar del hallazgo, las corrientes de la zona, la rica historia del sector y la extracción arenera que se realiza en ese sector del río, no habría que dejar de tener en cuenta que podrían ser restos de cierta antigüedad.
Su aspecto presenta similitudes, por ejemplo, con la madera de uno de los mástiles del buque Republicano
, hundido frente a Obligado.
Dicho mástil fue extraído por el Sr. Jorge Villar en 1997 y hoy se exhibe en el Museo de la Batalla”.
Es llamativo ver la similitud en el patrón de desgaste entre las maderas halladas ahora por Raviola y Pediccini y las del barco hundido en la batalla de 1845.
“Esto permite pensar posibilidades. Una de esas posibilidades puede ser que estos restos hayan sido removidos por el accionar de algún buque arenero chupando en el fondo de la zona.
Aunque sólo son opiniones preliminares que surgen de las primeras observaciones, fue importante navegar hasta el lugar y comprender cómo funciona la mecánica de las corrientes que trasladaron a estas maderas. El río posee testimonios de hechos pasados y, a veces, nos sorprende liberando ciertos objetos. Estas maderas aparecieron en el lugar correcto de acuerdo a las corrientes del lugar pero tal vez a futuro, con más datos y elementos, se pueda arrojar más luz sobre el hallazgo de estas piezas, aguas abajo de Obligado”, agregan desde el Museo Paleontológico de San Pedro.
Desde la entidad se agradece a Mauro Pediccini y Cristian “Colo” Raviola por acercarse de inmediato a la institución y contar su descubrimiento.