Por Ernesto Edwards/Filósofo y periodista @FILOROCKER
En 2009 “Doctor Mateo” subió a Asturias al mapa turístico de propios y extraños. Contado en primera persona
A finales del 2009, cuando ya había terminado de emitirse la exitosa primera temporada de “Doctor Mateo”, encontré en España un setbox recién editado de la misma, con un elenco de actores casi desconocidos para mí, salvo la argentino – española Natalia Verbeke (1975), que para nosotros ya había cobrado alguna notoriedad por trabajar en la celebrada “El hijo de la novia” (2001), junto a Héctor Alterio, Norma Aleandro y Ricardo Darín. De los demás, sabía poco y nada.
Sí había descubierto que era una adaptación española de la original británica “Doc Martin”, que ya llevaba varias temporadas luciéndose por allí, y a la que alguna vez traté de seguir, pero nunca hubo caso: me aburría. No tenía el encanto del formato ibérico. Que además contaba en su apertura con “Elixir”, tocada por Zeno and the Stoics, una curiosa banda española de nombre filosófico y que cantaba en inglés.
Por entonces, mis recorridos por España no incluían el Principado de Asturias. Sólo lo más típico de argentinos: Madrid, Toledo, Barcelona, Sevilla y Valencia. Y luego agregaría casi todo el País Vasco, especialmente Bilbo, Gastéis y Donosti, donde era imposible no enamorarse de la bahía de La Concha. Pero el Sur, bien, gracias. Y el hermoso mar Cantábrico sólo fue atisbado en su versión donostiarra.
La trama de “Doctor Mateo” no podía ser más clara y simple. Un español que desde niño pasaba sus vacaciones en la casa de una tía en un pueblito asturiano de pescadores, de adulto se convierte en el cardiocirujano estrella del hospital más reputado de Manhattan. Pero un mal día advierte que le ha agarrado fobia a la sangre, y que no podrá seguir operando. Derrotado pero aún con orgullo y amor propio Mateo Sancristóbal recuerda el pueblito, San Martín del Sella, y que tiene un amigo que es director del hospital regional, con quien arregla que, en ocasión de jubilarse su predecesor, será el médico clínico de San Martín, con sueldo, recepcionista y magnífica casa – consulta incluida.
Será en ese viaje de regreso, yendo en tren rumbo a su pasado, que Pixín (el Pescado) se cruzará con ella, Adriana Pozuelo, la Morcillo. Y aunque demorarán meses en admitirlo, y en concretarlo, será amor a primera vista. Y el maduro médico y la joven maestra -luego alcaldesa- serán el centro de toda una trama que se desplegará a lo largo de 54 capítulos durante cinco temporadas. Entre una docente liberal y feminista y un excirujano tradicionalista, rígido y con Asperger.
“Doctor Mateo” fue un proyecto que dio exitoso resultado para las partes intervinientes. Producida por Antena 3 y auspiciada por el Principado de Asturias permitió que el canal tuviera por primera vez aceptación masiva de los asturianos, y que el Principado pudiera instalarse como atractivo turístico cuando ni soñaban con la masividad ni la posibilidad de difundir sus lugares, sus costumbres, sus modismos, su cultura y sus marcas. A la par de ello Gonzalo De Castro (1963) y Natalia Verbeke, sus protagonistas, encarnaron los papeles de sus vidas -además de convertirse en pareja en la realidad-, con un rating incomparable que reunía a millones de españoles frente al televisor cada domingo a la noche.
Pero al autor de esta nota, y a muchísimos más, nos provocaba fascinación ese pueblito de apenas un millar de habitantes, edificado con su bonito y pintoresco caserío sobre la caída de un profundo acantilado. En la ficción, San Martín del Sella, pero en la realidad Llastres, del municipio de Colunga, de la Comarca de la Sidra. Daban ganas de irse a vivir ahí, sin más, con esa encantadora playita, su pequeño puerto, la taberna de Tom, su muy chismosa radio FM, su misterioso Faro, su deslumbrante mirador, su austero destacamento policial, su típica peluquería, su panadería, su frutería, su iglesia. Y sus personajes, claro. Numerosos, por cierto, con subtramas superficiales pero entretenidas. Y, por supuesto, esperar ver a Mateo y Adriana caminar por sus empinadas callejuelas. Y saludarnos, tal como es la costumbre del lugar.
Su versión original británica siguió muchas temporadas más, pero “Doctor Mateo”, por esas cosas de la baja de audiencia, finalizó al término de la quinta temporada, con happy end tras una cadena de desventuras, sinsabores, equívocos y desdichas, y un casamiento suspendido. Ahí los teníamos a Adriana y Mateo felices huyendo de todos.
Mi personaje secundario favorito era Tom, el tabernero. Un argentino auto exilado que tuvo su momento de gloria como rockero stone al frente de Los Politanos, de fugaz y única gira por Japón. Tom era el único confidente de Mateo. Que muriera abruptamente al comienzo de la temporada final, mientras jugaba en la playa con su nietita fue un duro golpe para todos los espectadores.
Y yo, que habitualmente leo a Eco, Borges y Cortázar. Que escucho a Leonard Cohen, Bob Dylan y Spinetta. Y que miro a Bergman, Almodóvar y Woody Allen, ahí estaba apesadumbrado por el final de ese programa. Algo que se ve no pude superar muy bien, toda vez que vi la serie completa en varias ocasiones, en cada oportunidad que la reponían.
También soy el mismo que ha viajado numerosas veces en peregrinación a Liverpool tan sólo para recorrer personalmente cada lugar por el que caminaron y cantaron los Fab Four. Y sin embargo, aquí estoy, en Llastres. O, mejor dicho, en San Martín del Sella, haciendo la Ruta del Doctor Mateo. Un poco apesadumbrado, porque no me he cruzado con ninguno de sus personajes, mientras subo y bajo por sus callecitas. Pero quien me acompaña habitualmente en estos viajes me advierte que no eran personas de verdad, que todo fue ficción, y que a veces una historia con una buena escenografía puede hacer que un pueblo se convierta, también, en protagonista principal de una serie. Y en creernos que todo es real y es cierto. Pero el comentario no termina de aliviarme.
Hasta 2018 el pueblito siguió gozando del beneficio de muchos turistas queriendo conocer al San Martín de la exitosa serie. Pero ese interés se fue apagando gradualmente, hasta casi desaparecer. Y hoy, sus escenarioslucen abandonados.
Fue así que después de muchos años y promesas propias incumplidas por fin llegué a Llastres. Pero mientras husmeo por sus laberintos buscando reconocer sus locaciones, sin Mateo y sin Adriana me parece estar en un pueblo fantasma. Me pregunto qué habrá sido de ellos. Y si volveré a verlos.
FICHA TÉCNICA
“Doctor Mateo” (Antena 3, 2009 – 2011)
Con Gonzalo de Castro y Natalia Verbeke
Género: comedia dramática
5 temporadas – 54 capítulos de 75´
Calificación: muy buena