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Es suizo y ex asesor informático, pero eligió vivir en Argentina por una particular razón

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El suizo Patrick Schmidlin conoce los impresionantes paisajes argentinos desde el cielo. Desde 2011 pilotea un hidroavión, que le permite volar bajo y acercarse a los picos nevados de los Andes, los volcanes del norte argentino, los campos cultivados y acuatizar en diques o lagos.

Este trotamundos, de 56 años, llegó a la Argentina en 2009 por recomendación de un amigo: «Tienes que conocer Mendoza, y en especial San Rafael», recuerda que le dijo. Fue en el sur mendocino, donde decidió comprar un campo, desarrollar un emprendimiento turístico vip y abandonar su trabajo como asesor informático.

Patrick es soltero, no tiene hijos, y parte de su tiempo libre lo destina a conocer paisajes poco explorados, siempre piloteando su avión.

Su pasión por volar y los deportes extremos combinaron a la perfección con la empresa en sociedad con la bodeguera Susana Balbo, propietaria de un hotel vitivinícola y dos restaurantes en Mendoza. Juntos crearon Vision Air VIP y ofrecen a los turistas, en su mayoría extranjeros, un safari fotográfico en un avión anfibio, que es una experiencia única en América Latina.

«¿Estás listo para para volar a tu destino de ensueño, ya sea en una lujosa cabaña de troncos en un lago remoto de la Patagonia o en un Wine Lodge en medio del Valle de los Calchaquíes?», propone el suizo con su avión que acuatiza y conecta la Cordillera de los Andes, con los lagos de la Patagonia y sus bosques, sobrevuela las Cataratas del Iguazú y merodea los cerros coloridos del Norte Argentino.Mendoza. El lujo de los safaris fotográficos en un hidroavión.

Mendoza. El lujo de los safaris fotográficos en un hidroavión.

El riesgo en su ADN

Schmidlin trabajó com Instructor de esquí en Suiza. A los 21 años, trabajó en Alberta (Canadá) como guía de esquí helicóptero, una travesía arriesgada que consiste en arrojarse en la cima de una montaña y descender esquiando.

Volvió a Suiza y estudió una maestría en administración y economía, Eso le permitió mudarse a San Francisco durante 7 años y luego, conseguir un empleo en Australia, por otros 9 años.

No se quedó quieto. Con el deseo de conocer nuevos lugares, decidió comprar un velero y recorrió durante tres años, desde San Francisco, al norte Alaska, cruzó por el mar de Bering hacia Rusia y recorrió distintas costas de Asia.

«Me gusta vivir con esa intensidad», admite el suizo, desde su quinta en San Rafael.

Un accidente cuando esquiaba siendo muy joven lo marcó para siempre. «A los 23 años, quedé atrapado por una avalancha de nieve en el parque de esquí Verbier (Suiza). Me encontraron mis amigos porque tenía una parte del guante que sobresalía en la nieve», recuerda.

Desde ese momento, Patrick asegura que le dieron muchas más ganas de vivir porque, «te das cuenta de que cada día es un regalo». 

Aunque su familia sigue en Suiza, Patrick eligió San Rafael para instalarse: «Me enamoré del paisaje, el aire puro y la gente de Mendoza», destaca.

En la ciudad cabecera del sur de Mendoza está invirtiendo en el desarrollo inmobiliario La Riviera, en la salida del circuito turístico del Valle Grande, en la zona del Escorial. «Un paraíso único», según describe. Allí pretende instalar un local gastronómico para comer fondue, entre otros platos de origen suizo.

Volar en un hidroavión

Mendoza. Dique Valle Grande (San Rafael) desde un hidroavión.

Mendoza. Dique Valle Grande (San Rafael) desde un hidroavión.

En 2011, Schmidlin compró un avión de 6 plazas en Estados Unidos. «Un avión anfibio que me permitió recorrer desde el Amazonas a distintos paisajes de América del Sur», afirma. Y recuerda que en Argentina, le resultó bastante complicado conseguir las autorizaciones para volar, que finalmente obtuvo.

«Con ese primer avión sobrevolé la zona del dique Valle Grande y encontré, el paraíso, es un campo virgen, sin camino, sin electrificar, que por suerte estaba a la venta y hoy es mi emprendimiento la Riviera», cuenta.

En 2016 conoció a la bodeguera Susana Balbo, primera enóloga egresada de Argentina y propietaria del hotel de lujo SB Winemaker’s House & Spa Suites, en Chacras de Coria, Luján de Cuyo.

Le comentó su idea de vincular los vuelos en avión con el hotel y crearon la empresa Vision Air Vip. La mayoría de los turistas que transportan son de Europa y Estados Unidos. «Este es un tipo de servicio similar a los safaris en Africa, con aviones que permiten volar bajo y ver los animales salvajes«, explica Schmidlin.

El piloto suizo compró un nuevo hidroavión: un Cessna Grand Caravan, turbohélice con capacidad para 8 pasajeros. Mendoza. Los vuelos vip para turistas de la empresa de la bodeguera Susana Balbo y el suizo Patrick Schmidlin.

Comenzaron con vuelos en el sur de Mendoza. un recorrido de dos horas y media que incluye vuelo por Valle Hermoso, Los Reyunos, Valle Grande, Glaciar Azufre y Laguna de Maule. Al descender los turistas conocen La Riviera y pueden disfrutar de una asado campestre y continuar con actividades como circuitos 4×4, wakeboarding y trekking.

Otra propuesta es ir a conocer la zona donde cayó el avión de los uruguayos que inspiró el libro y la película Viven, sobrevolar Valle Hermoso, Glaciar Azufre, Laguna de Maule, Lago Aluminé y Volcán Lanín. El vuelo, con hospedaje y almuerzo campestre, cuesta desde los 1.500 dólares por persona.

El piloto puede hacer volar su avión a 18 mil pies, unos 6 mil metros, para acercarse a los glaciares del hielo norte, el cuarto más grande del mundo ubicado en en Chile, a la altura del norte de Calafate.

Recordó que una de sus últimas travesías con pasajeros fue en el Lago Plata, donde acuatizó su avión, y los turistas disfrutaron de un almuerzo preparado por el chef Francis Mallmann. 

Cuenta que este verano tuvo de pasajero un enólogo famoso de España, del que se reserva el nombre por confidencialidad: «Sobrevolamos los viñedos, las bodegas y después fuimos a la alta montaña, pasamos por el costado del Aconcagua (6.962 msnm)».

Más al norte, dice que una experiencia maravillosa ha sido volar sobre el volcán el Nevado Ojos del Salado (6.891 msnm). En el sur, su paisaje favorito es el de los 200 lagos de la Patagonia y el cerro Tronador, para después adentrarse en los fiordos chilenos.

Sobre la experiencia de acuatizar en un lago o dique, el piloto aseguro que es un descenso suave, casi como cuando se moviliza una lancha. Solo puede variar el aterrizaje por los vientos, por lo que evita los lagos más tormentosos y en el caso de Mendoza, los días con viento Zonda.

«Argentina me fascina es un país que tiene todo. La gente que nos visita se queda completamente loca con los lugares», asegura Schmidlin. 

Y marca una diferencia con su país natal: «En Suiza está todo desarrollado, en Argentina el potencial es increíble, obvio que me cansa la burocracia, pero soy un optimista y espero que todo mejore».

De sus años en el país, dice que aprendió a hacer asado a leña con mucha paciencia y que siempre se debe tener un plan B. «En Suiza, lo que planees lo puedes lograr, aquí hay que tener un plan alternativo por si algo falla», afirma, convencido de haber aprendido a entender a la Argentina.

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