viernes, abril 25, 2025
17.2 C
San Pedro

Miley Cyrus: rock, verano y dignidad

Tenés que leer..

Por Ernesto Edwards / Filósofo y periodista @FILOROCKER

Cyrus presentó su octavo disco, una muestra de talento, altura, amor propio y dignidad

Los caprichos, y no tanto, del calendario discográfico musical mundial provocaron que el reciente y violento bombazo de Shakira grabado con Bizarrap se conociera apenas pocas horas antes del lanzamiento que hiciera Miley Cyrus (1992) del single “Flowers”, que hacía las veces de anticipo de “Endless Summer Vacation”, su inminente disco nuevo de estudio, ahora ya editado. El octavo de su carrera.

Decíamos en esta misma Columna que abriendo un debate Shakira sacudió al mundo con dicha canción nueva, “Shakira: Bzrp Music Sessions, Vol. 53”, impulsada por el odio y una necesidad de venganza, y se desató el escándalo. Porque ahora la colombiana más famosa estaba notoriamente enojada. Con una letra inesperadamente agresiva, atacaba explícitamente a su ahora enemigo y exesposo Gerard Piqué, apuntando ya no a sutiles metáforas sino a apelaciones directas, desafiantes, hirientes y burlonas, con el objetivo de ser una especie de escrache con pelotón de fusilamiento. Y aunque como siempre se afirma, las comparaciones son odiosas, Miley Cyrus -con “Flowers”- mostró altura, estilo, madurez y dignidad. Porque también se refirió a su ex, Liam Hemsworth, pero no con aires de mera venganza, sino con su áspera y visceral voz, esa que seduce y cautiva, expresando melancolía, tristeza y mucho arte.

Miley no sólo canta. También es compositora y actriz. Su actitud desafiante, plenamente rockera, y sus presentaciones siempre al límite de la desnudez transformaron su perfil público, generándose incluso numerosos escándalos por ello. Lo mismo que con su vida privada, de amoríos, casamiento (con el citado Hemsworth) y separaciones. Pero también el hecho de estar siempre vinculada a instituciones benéficas le ha dado un plus favorable a su imagen. Aunque con cierto matiz especial por sus recientes y notorios problemas vocales y su inclinación por el alcohol.

Oportunamente hemos fundado en esta Columna que Cyrus pertenece al índex rockero. Ya teníamos en su repertorio a “Wreking Ball”, de su autoría, en la que mezcla aires de pop con rock, entre tantos otros ejemplos del caso. Luego vendría “Plastic Hearts”, el disco de rock (sí, de rock), séptimo de estudio, que la exhibía con la voz quebrada y su timbre blusero, mostrando sus heridas, con presencias probadas del género como las de Debbie Harris, Stevie Nicks, Joan Jett y el eterno Billy Idol, entre metáforas libertarias y oscuridades varias, reclamando “Quiero sentir algo” y “Dame lo que necesito”, o proclamando “Nací para correr, no pertenezco a nadie…” Y debe decirse una vez más. Su presencia no engaña, sus actitudes tampoco. Mucho menos su obra como autora e intérprete. Podrán discutirlo. No tendrán éxito. Lo que hace Miley Cyrus es rock.

Vayamos al nuevo registro. “Endless Summer Vacation”, tal su nombre. Con canciones atemporales, entre nostalgias, desamores, deseos, dolor y resiliencia. Sin odio, sin despecho, sin ansia destructiva. Buscando superarse, levantarse. No permitiendo. Y todo en clave de rock, pop, country, dance y techno. Con muchos claroscuros que tapan una débil y apagada luminosidad. Miley acompaña el lanzamiento con el clip de uno de sus temas, “River”; y un documental ya disponible en Disney+, que combina actuaciones con entrevistas en la casa de Frank Sinatra, donde grabó el video. Recorramos el tracklist, canción por canción.

En el arranque, el estribillo de “Flowers” reivindica: “Puedo comprarme flores a mí misma. Escribir mi nombre en la arena. Hablar conmigo misma durante horas. Decir cosas que no entiendes. Puedo sacarme a bailar. Y sostener mi propia mano, puedo quererme mejor que tú”. Una letra de empoderamiento como prólogo de lo que vendrá. 

Sigue con “Jaded” (Harto), pivoteando en torno a una ruptura en la que su expareja parece haber terminado peor que ella. “Siento que estés cansado, podría haberte llevado a tantos sitios. Ahora estás solo, y lo odio. Siento que estés cansado”. Y su autora quizás con algo de culpa y arrepentimiento.

Continúa el trayecto con “Rose Colored Lenses”, soñando con prolongar una situación para siempre. “El amanecer nos ha despertado temprano. Nos vestimos de vergüenza. De alguna manera las sábanas están sucias, como una pegajosa limonada dulce”. Y al llegar al estribillo avisa dónde quiere quedarse: “perdidos en este país de las maravillas”.

“Thousand Miles”, el cuarto tema, de corte electrónico, evoca un inolvidable vínculo antiguo, del que no se siente fuerte como para alejarse y renunciar. “Piensas que estoy loca y puede que tengas razón, pero cuando él sonríe no me importa el pasado… me dije que había cerrado esa puerta pero aquí estoy de nuevo”. Y agrega: “No siempre acierto, pero aun así, no tengo tiempo para lo que salió mal. Donde terminó, realmente no me importa”.

Con toda su fuerza expresiva a la hora de grabarlo, Miley en “You” confiesa: “Quiero conducir hasta Texas, alejar a mis ex, ser un poco imprudente y tener sexo salvaje bajo la Luna, pero sólo si es contigo”. Y está todo dicho.

“Handstad” arranca con Miley recitando la introducción a la historia que va a contar. Entre fantasías, recuerdos y sueños surrealistas. E implora: “Desearía poder arrastrarme dentro de tu corazón, llevarte preso y luego navegar lejos. Ojalá pudiera saber que sería para siempre. Llévame presa y navega lejos”.

“River” suena a canción antigua, de discoteca y mucho techno. Y es el elegido como segundo corte, con nuevo clip, invitando al baile. “Haciendo pompas en el baño, últimamente no puedo dejar de pensar en que podrías haber sido el único, y con el honor de tener mis hijos. Haber esperado que tuvieran tus ojos y esa sonrisa torcida”, “…El corazón late tan fuerte que me está ahogando. Viviendo en una lluvia de abril, estás cayendo. Ahógame”. Y, claro, el simbolismo no es sutil: Miley habla sobre sexo, tal como reconoce en su documental.

En la misma dirección va con “Violet Chemistry”, que entre más dance habla de una noche pasional. “Quédate un rato, no niegues la química”, canta esperando llegar juntos hasta el amanecer. 

En “Muddy Feet”, canción de corte rockero compartida con Sia, apunta a alguien, con enojo, sobre insistentes infidelidades: “No sé con quién carajo te crees que te estás metiendo. Sal de mi casa con esa mierda”, y agrega: “Hueles a un perfume que yo no compré”.

Con “Wildcard” sigue destilando sexualidad: “¿Quieres jugar a las casitas? Yo podría ser tu madre. Ve a conocer a tu madre en un vestido demasiado apretado. Quizás pueda quedarme y no romper tu corazón. Pero no lo olvides, soy un comodín”, le dice Miley a su hombre de esa noche, con una musiquita más linda.

“Island” es la penúltima, y entre más techno y efectos de sonido que emulan el mar, Cyrus usa la isla como metáfora de soledad. “Puedo pintarme las uñas de los pies mientras absorbo el mar. Lo único que me falta aquí eres tú y nuestra tv. Y no te voy a mentir, seguro que me siento sola aquí por la noche. Pero aquí nadie necesita nada de mí, y eso es agradable”.

El epílogo del disco es “Wonder Woman”, baladita que a modo de himno reconoce el lugar que para Miley Cyrus tiene la mujer. Una. O todas. Y, probablemente, aludiendo a su madre: “Es una mujer maravillosa, sabe lo que le gusta, nunca se sabe cuándo está rota porque siempre está volando. Sólo cuando llora. Ella es un millón de mujeres…”

Miley Cyrus esperó el tiempo justo como para enhebrar un disco a tono con sus antecedentes. Y que no la vean como una loca, a puro odio y sed de venganza con sus ex. “Endless Summer Vacation” seguramente no la avergonzará. Mostró su alma, y en vez de hacerla más vulnerable, la fortaleció. Ahora de novio con Maxx Morando, su joven baterista de 24 años, Miley está entera otra vez.

Últimas noticias

Francisco no será sepultado junto a los demás papas: dónde descansará su cuerpo y por qué.

El papa Francisco se preparó el rito fúnebre mientras aún tenía vida y eligió un sitio especial para él como su...

Más noticias como esta