En Alemania, un enfermero fue condenado a cadena perpetua por el asesinato de dos pacientes e intento de asesinar a otros seis en 2020, entre los que estaba el escritor Hans Magnus Enzensberger, quien moriría dos años después de muerte natural.
El hombre, de 26 años, admitió en el juicio haber inyectado sedantes a los pacientes en un hospital de Múnich para “tener mayor tranquilidad en sus turnos” y así poder estar con su celular.
Enzenberger sobrevivió después de haber sido trasladado a cuidados intensivos, pero otros dos pacientes, en cambio, no corrieron la misma suerte.
Tras el caso de Enzensberg, que inicialmente pareció no tener explicación, un médico buscó otros casos similares y comprobó que, en todos los casos, el hombre había sido el enfermero de guardia lo que, después de que fuera comunicado a la fiscalía, dio inicio al proceso.
Durante el juicio, el hombre fue interrogado sobre lo que hubiera hecho de no haber sido detenido y admitió que hubiera seguido procediendo del mismo modo con los pacientes.