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Chico Novarro y el rock

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Por Ernesto Edwards/Filósofo y periodista @FILOROCKER

Se fue de este plano Chico Novarro. Pero a los artistas su obra les sigue dando vida. Veamos qué vínculo tuvo con el rock

A sus 88 acaba de partir Chico Novarro (Bernardo Mitnik, Santa Fe, 1934), prolífico autor y reconocido intérprete de numerosas y exitosas páginas musicales de géneros diversos, en el rango de los melódicos. No hace tanto publicábamos en esta misma Columna una nota sobre “El bolero y el rock”. Quedó dicho entonces que creemos entender la relación del rock con el folklore y el tango. Al punto tal de haber desarrollado ampliamente el tema. Pero cuando se vinculan rock y bolero parece demasiado.

Y entonces llegan los cuestionamientos e interrogantes. ¿Por qué ciertos músicos y vocalistas, caracterizados y consagrados en un género musical tan particular y a veces muy excluyente como el rock, a cierta altura de sus carreras se vuelcan, o incursionan temporalmente, en un ritmo o expresión que parece provocar una contradicción con el estilo y la historia de quien decide dar el salto o intentar un cambio?

Las respuestas suelen ser incontables y diversas, empezando por las que dan los propios protagonistas, que no sin razón aluden a una necesidad de expansión artística, toda vez que en algunos casos se consideran más que sólo rockers, fundamentalmente músicos. Y que no quieren sentirse encorsetados de por vida. No toleran que nada los restrinja, que nada los obligue. Son rebeldes, son inquietos, no tienen (o no deberían tener) prejuicios.

Pero causa alguna extrañeza si ponemos atención al fenómeno de ciertos rockers destacándose, insistentemente, en el mundo del bolero, un ritmo que parece lejano y ajeno en cuanto a la actitud originaria del rock. Ahora bien, ¿es tan así? ¿Manejamos un concepto común cuando hablamos del tema? No todos los rockers son metaleros, pisan pollitos (Kiss), rompen instrumentos (The Who), escupen al público (los punks) ni mastican murciélagos (Ozzy Osbourne). Y la mención de tales conductas tampoco van en desmedro de la cultura rock, que es tan amplia que los incluye a todos.

En los orígenes mismos de esta cuestión de rebelde actitud contracultural nunca pasó inadvertida esa llamativa versión de The Beatles haciendo “Bésame Mucho”. Y quizás de allí provenga esa tácita autorización para que cualquier músico recorra toda la paleta con absoluta libertad.

Es cierto que todos creemos saber de qué se trata cuando hablamos del bolero. Pero no siempre recordamos que no tuvo su origen en tierras mejicanas sino en Cuba, y que es de muy antigua data, allá por la primera mitad del siglo 19, y siempre con una temática romántica que se haría masiva, un siglo después, a partir de la enorme difusión por parte de los medios latinos, especialmente la radio, y el cine después, y gracias a ciertos compositores y cantantes que instalaron popularmente el género, dando lugar, incluso, a lo que luego conoceríamos como serenatas, y una enorme cantidad de ventas de discos, que entre tríos de guitarristas primero, y con grandes orquestas después, marcó una época, que por momentos se asociaba a una América Latina que ya no existe.

El trío Los Panchos, Agustín Lara, Pedro Vargas, Lucho Gatica, Javier Solís, Armando Manzanero, Luis Miguel y nuestro Chico Novarro son los nombres que más se han destacado a lo largo de las décadas. Con Manzanero y Novarro como grandes abastecedores de boleros inolvidables que tuvieran recordadas versiones.

Descendiente de un padre ucraniano y una madre rumana que recalaran en la ciudad de Santa Fe en 1923, diez años después nacería su quinto hijo, llamado Bernardo. Al poco tiempo, con toda la familia mudada a la provincia de Córdoba, y ya adolescente, comenzaría a destacarse cantando y tocando la batería. Y he aquí una curiosidad: habiendo armado un grupo musical con uno de sus hermanos, cuenta la historia que Chico Novarro (todavía no se llamaba así) debutaría artísticamente con una versión de “Rock Alrededor del Reloj”, la misma canción que sería el minuto cero del rock and roll a nivel mundial, de la mano de Bill Halley. 

Será recién en 1963 que la suerte tocará a su puerta con “El Club del Clan”, un programa autóctono dedicado a la música local que escuchaban los más jóvenes, con figuras emergentes como Palito Ortega, Raúl Lavié y Johnny Tedesco. Dejará así de llamarse Micky Lerman para ser, definitivamente, Chico Novarro. Y entre “El Orangután”, “El Camaleón”, “El Último Acto”, “Debut y Despedida”, “Un Sábado Más”, “Arráncame la Vida”, y tantas más, configuró un repertorio musical ineludible a la hora de abordar la veta romántica.

Los rockers que interpretan boleros lo hacen, desde luego, con la impronta del rock, y con arreglos que son propios y reconocibles. El primero en ser el más destacado a la hora de incursionar en el cancionero de Chico Novarro fue Juan Carlos Baglietto, quien todavía sin despegar de la primigenia Trova Rosarina, pero ya con repercusión nacional, interpretaba, de modo emotivo, “Carta de un León a Otro”, grabándola en su álbum “Baglietto” (1983), y cantándola en vivo en cuanto show se presentara por aquellos días, e incluso llegando a hacerlo a dúo con el propio Novarro. 

No era para menos. “Carta de un León a Otro” es un canto sobre la libertad perdida, que en un intercambio epistolar entre dos hermanos, entre metáforas denuncia un período opresivo de nuestra historia. Y decía así: “Perdona, hermano mío, si te digo que ganas de escribirte no he tenido. No sé si es el encierro. No sé si es la comida. O el tiempo que ya llevo en esta vida. Lo cierto es que el zoológico deprime. Y el mal no se redime sin cariño. Si no es por esos niños que acercan su alegría, sería más amargo todavía. A ti te irá mejor, espero, viajando por el mundo entero. Aunque el domador, según me cuentas, te obligue a trabajar más de la cuenta. Tú tienes que entender, hermano, que el alma tiene de villano. Al no poder mandar a quien quisieran descargan su poder sobre las fieras. Muchos humanos son importantes silla mediante, látigo en mano”.

Que nadie se sorprenda si en un recital de rock escuchamos al cantante fraseando un bolero. Sí, los rockers también le cantan al amor. Como “Algo Contigo”, considerando la romántica historia de amor imposible que reveló no hace tanto su propio autor a la hora de su composición. La grabó Andrés Calamaro. También, a casi nadie escapa que algunos, por su particular fraseo, parecieron haber nacido para cantar boleros, aunque hayan tenido una exitosa carrera con el ska liderando los Cadillacs. Tal el caso de Vicentico, que con ese mismo súper bolero que sigue siendo “Algo contigo”, en clave de salsa, lo demuestra. “¿Hace falta que te diga que me muero por tener algo contigo? ¿Es que no te has dado cuenta de lo mucho que me cuesta ser tu amigo?” Como bonus track, también puede disfrutarse escuchando “Algo Contigo” por Sandra Mihanovich.

Todos los músicos, los artistas, los creadores, más tarde o más temprano, se van de gira. Se van a otro plano. Pero siguen viviendo en el recuerdo de quienes recuperan su obra a partir de los soportes que lo permiten. Tal el caso de Chico Novarro. “El último acto de nuestra comedia tiene dos estrellas, y un solo final. …No te pongas triste si tú ya sabías que la historia un día debe terminar”.

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