Por Ernesto Edwards/Filósofo y periodista @FILOROCKER
A sus 93 años partió el gran actor Pepe Soriano, quien como los grandes supo elegir su última imagen
Vi a Pepe Soriano (Buenos Aires, 1929 – 2023) por última vez una noche de febrero de 2019, en el Teatro Picadilly, en plena calle Corrientes, la arteria teatral porteña por excelencia. La obra era “Rotos de amor” y su actuación me deslumbró. Tanto que la consideré una Masterclass. Todavía no sabía que con ella Pepe se estaba despidiendo de las tablas. A la mañana siguiente volvía en el primer vuelo para Rosario, de tal modo que en Aeroparque, mientras esperaba abordar, escribí mis impresiones sobre lo que había visto, que fueron publicadas en este mismo medio, por fuera de mi habitual Columna.
Fue así que recordé que Baltazar Gracián decía que “lo bueno, si breve, dos veces bueno”, y así califiqué a “Rotos de amor”, que en poco más de una hora y cuarto concretó un sólido y divertido entretenimiento teatral. Con una advertencia: no había que dejarse engañar por el rótulo de “comedia”. Era más que eso. Y aseguraba: verán qué rápido se puede pasar del drama a la tragedia, siempre en clave de humor.
En la Grecia clásica sus dramaturgos ya sabían que el teatro era una expresión catárquica en la que el público, a través de sus ideas y mensajes, terminaba aprendiendo. Tal era su intención, entonces, independientemente del género teatral que se abordara. Resulta obvio agregar que para lograr ese fin se requería, además de un interesante texto, adecuada escenografía, contextualizador vestuario y una acertada dirección, buenos intérpretes que puedan encarnar su rol y ser lo suficientemente convincentes como para hacer olvidar por un rato que todo es una escenificación. Eso es lo que entendí se había conseguido en “Rotos de amor”, del santafesino Rafael Bruzo.
Párrafo aparte para lo actoral. El autor de este comentario tuvo el privilegio de ver, y en varias obras a cada uno, a los seguramente mejores actores y actrices de teatro, de diferentes generaciones, que ha dado el Río de la Plata el último medio siglo. Entre otros, Héctor Alterio, Alfredo Alcón, Norma Aleandro, Luis Brandoni, Marilina Ross, Miguel Ángel Solá, Julio Chávez, Diego Peretti, Rodrigo de la Serna. Y hasta correrse al Broadway neoyorkino sólo para verlo actuar a Al Pacino. Pero tenía la deuda interna de ver el despliegue histriónico del interminable Pepe Soriano (como el Mudo), que en setenta y seis minutos, en ese momento con 90 años, había dado una clase magistral de actuación.
En el caso de “Rotos de amor”, muy bien acompañado por el gran Víctor Laplace (como Artemio), Osvaldo Laport (como Rodríguez) y Gustavo Garzón (como Berlanga), quien era el fiel amigo y traductor del Mudo. Y todo, para dar corporeidad a cuatro hombres que a cierta edad ya están de vuelta de todo en sus respectivas vidas, y que coinciden en que son visitadores médicos que se encuentran por motivos gremiales, primero, y luego por la necesidad de no estar solos, que fueron abandonados por sus mujeres. Claro que de modos diversos. Y cada uno tendrá su cuadro para lucirse y explicarlo. Porque esa es su estructura narrativa, que tendrá el esperado y conmovedor epílogo. Un cierre para recordar. Y que en tiempos de algunos feminismos fallidos aporta la novedad de mostrar que los hombres también sufren.
Es importante acotar que esta pieza, datada en 2004 y estrenada en su momento como “Club de caballeros”, en 2019 ya era casi un clásico de la escena nacional, habiendo tenido numerosos y variados elencos locales a lo largo del país. Y ese reparto que se presentaba en el Picadilly tampoco era el original. Sin embargo pareció ser el mejor de todos. Sobre todo por la incorporación del magistral Pepe Soriano, luciéndose en el rol del Mudo, el que no hablaba. Sólo murmuraba, gruñía, farfullaba, a pura gestualidad. Y que ni el bandoneón le sonaba. Y que sobre el final daba una sorpresa que esa noche (y a la mañana siguiente) entendí no convenía contar. Pero que ahora ya se puede revelar: en el epílogo el Mudo volvía a hablar, para que supiéramos que su mudez le sobrevino apenas muerta su amada esposa.
Plena de oportunos efectismos, la obra jugaba acertadamente con estereotipos, lo cual facilitaba acceder rápidamente a la trama. Lo paródico exhibía con claridad de qué se trataba, aún en aquellos detalles que podían resultar inconfesables para un hombre, como podrían serlo alguna tintura capilar, hacerse la manicura, algún estentóreo ronquido nocturno, la afición por las prostitutas o la compulsión por espiar a la ex en su nuevo vínculo sexual.
Humor entre la descarnada decadencia en clave tanguera de perdedores irredimibles, de patéticos fracasados, mostrando debilidades que se ocultaban tras un traje. Y la creciente lejanía del amor para cuatro hombres grandes. Sobre todo cuando algunas ausencias ya no tienen remedio. Así era la obra.
En el siempre cómodo teatro Picadilly, a sala llena siendo jueves, a lo largo de toda su duración la pieza teatral entretuvo, buscando risas y sonrisas. A la par de que conmovía. Y cómo. Y ya se sabe que sin emoción no hay catarsis. Y que con el saludo final, la algarabía del público y la salida de escena de los actores, cada espectador se fue de la sala reflexionando acerca de su propia existencia. De la vida, de la muerte, del amor, del desamor. Algo que provocaba “Rotos de amor”. Merecía verse, recomendaba.
A diferencia de todos los otros actores mencionados previamente, a quienes traté, o entrevisté, o de algún modo frecuenté, nunca conocí personalmente a Pepe Soriano. Simplemente lo admiraba, por su impecable carrera tanto en cine (recuerdo un inolvidable Lisandro De la Torre en “Asesinato en el Senado de la Nación”), televisión (luciéndose en “Alta Comedia”) y teatro (haciendo un legendario Loro Calabrés). Y quería ver a ese hombre mayor a quien se le apreciaba en su plenitud actoral. Y tan respetado por sus colegas. Así quise evocarlo. Con mi propia crítica de lo que yo mismo vi. Con esa última imagen que tuvo el privilegio de elegir.
Este miércoles se fue de gira. Adiós, Pepe Soriano. Por aquí se te recuerda bien, Maestro. Te vas lleno de aplausos.
FICHA TÉCNICA
Teatro Picadilly, Corrientes 1524, CABA, febrero 2019
“ROTOS DE AMOR”
De Rafael Bruza – Dirigida por Andrés Bazzalo
Con Pepe Soriano, Víctor Laplace, Osvaldo Laport y Gustavo Garzón
Género: comedia dramática Duración: 75’ – Calificación: M