Un inesperado episodio terminó con una celebración a Santa Muerte este lunes en México: el carro que guiaba la procesión y que llevaba las imágenes veneradas explotó después de que se detonaran fuegos artificiales.
A causa del estallido, tres personas resultaron heridas y una de ellas perdió las dos piernas. La tragedia fue captada por las cámaras de seguridad del lugar y se hizo viral en las redes sociales.
La caravana religiosa se realizó el 27 de noviembre en la ciudad de Catemaco, Veracruz, por la convocatoria de los supuestos “brujos” devotos a la figura de Santa Muerte. La celebración, que se hace todos los años, consiste en llevar las estatuas a bordo de un carro que es remolcado por una camioneta, lo cual guía a las personas en el camino a seguir.
Otra costumbre del festejo es lanzar pirotecnia al final del recorrido para agradecer a este personaje. Sin embargo, en esta ocasión, el espectáculo fue interrumpido por un impredecible error: al momento de la detonación, se produjo una explosión que lo destruyó todo.
El impacto del bombazo fue de tal magnitud que tres personas resultaron heridas de gravedad y una de ellas sufrió la amputación de ambas piernas. Todos fueron trasladados de urgencia al hospital más cercano en donde fueron atendidos de inmediato.
Luego del accidente, miembros de Guardia Nacional, Protección Civil y de la Policía Municipal llegaron a la escena para resguardar a los vecinos y evitar que se produzca una nueva explosión.
Quién es Santa Muerte y por qué se la venera
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Santa Muerte es un personaje que personifica la muerte y que se venera principalmente en México y en algunos países de Latinoamérica. Su culto le reza para pedirle por protección, salud y trabajo, y se representa como el esqueleto de una mujer vestida de blanco.
Conocida también como “La Flaca” o “La Niña Blanca”, esta figura surge, a mediados de los siglos XIX y XX, como la contracara de la Virgen de Guadalupe en las zonas más vulnerables de México.
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En una investigación, el antropólogo social Roberto Garcés Marrero, indica: “Mientras la Virgen de Guadalupe se extendió desde la Ciudad de México al resto del país, la ‘Santa Muerte’ va haciendo el recorrido contrario. Sus altares significan una manera de apropiación del espacio público capitalino por parte de cierta sección de la población, vulnerable, discriminada e invisibilizada”.
