Por Ernesto Edwards /Filósofo y periodista @FILOROCKER
La explotación cinematográfica de la nostalgia sigue vigente, esta vez con un buen producto
Hace pocos días se renovó la cartelera cinematográfica internacional con el estreno mundial de “Alien: Romulus”, un filme que se inscribe en la inacabable tendencia de filmar interminables sagas del género de terror, muchas de las cuales tuvieron en su inicio a grandes realizadores al frente del proyecto original, pero que con el correr de las películas, la calidad se fue degradando.
Tomemos como grandes ejemplos de las que supieron envejecer con bastante dignidad, explotando el punto débil de los nostálgicos, a “Psicosis”, a cargo del Maestro del Suspenso Alfred Hitchcock en 1960. Sigamos con “Tiburón”, iniciada por Steven Spielberg en 1975. Continuemos con “Hannibal”, que en 1992 fue considerada la película perfecta con tantos Oscars que ganó, y con Ridley Scott y Jonathan Demme sentándose en el sillón de director. Podríamos seguir con “La profecía”, “Pesadilla en lo profundo de la noche”, “Halloween”, “Martes 13”, “Chucky”, “Los chicos del maíz”, “Amityville”, “Godzilla” y unas cuantas más.
Dejemos afuera de esta consideración a las que podrían circunscribirse en el género ficción, como el listado de “Terminator”, “Star War”, y “Star Trek”, a las de futuro distópico como “El planeta de los simios”, “Mad Max”, “Los juegos del Hambre”, “Divergente” y “La purga”, y a las consideradas de aventuras, como “Indiana Jones” y “Los piratas del Caribe”. Y también a las de acción, como “Arma mortal”, “Misión imposible” y “Duro de matar”.
Es momento de volver a un lejano 1979, ya hace cuarenta y cinco años, cuando la tecnología de los efectos especiales era más precaria y artesanal, porque de la que vamos a decir algo es del estreno de “Alien: Romulus”, que forma parte de la saga iniciada justamente dicho año con “Alien, el octavo pasajero”, la insuperable película dirigida por Ridely Scott y protagonizada por Sigourney Weaver, que luego sería sucedida por “Aliens: el regreso”, de 1986 y dirigida por James Cameron, “Alien 3” de 1992 realizada por David Fincher, “Alien: Resurrection” en 1997 -todas estas con la Weaver como estrella principal-, más las relativamente descartables “Alien vs. Predator” en 2004 y “Alien vs. Predator 2” en 2007, a las que deben agregarse “Prometeus” en 2012 de nuevo con Ridley Scott quien volvería a dirigir en 2017 con “Alien: Covenant”, estas dos últimas con el talentoso actor Michael Fassbender. Y todo esto sin contar la serie televisiva que ya puede verse por Disney+.
“Alien: Romulus” está escrita y dirigida por el joven realizador uruguayo Fede Álvarez, a quien muchos recordarán por haber dirigido “No respires”. Y en el protagónico tiene a la joven actriz Cailee Spaeny, a quien recientemente hemos visto en “Civil War” y estelarizando “Priscilla”. Álvarez no es sólo un especialista en la temática de esta saga, sino que se muestra como un fanático que no se guarda nada, incluyendo todos los clisés del género, de un arsenal que llega a desplegarlo con toda su intensidad en la segunda mitad de la película. Aunque para bajar una supuesta línea ideológica sin faltarle la clásica alusión a un futuro distópico, con un capitalismo salvaje de empresas privadas, como la multiplanetaria Weyland-Yutani, que se aprovechan y explotan a sus trabajadores, en una lúgubre escenografía y una fotografía de constante y agobiante oscuridad.
Y aunque el tono siempre es atemporal, recordemos que andan por el año 2142 y un reducido grupo de operarios vive en una especie de esclavitud a la que están condenados por muchos años antes de que se les permita salir y ser libres al fin. Y que la única posibilidad de escape será acceder a una estación abandonada en el espacio para que ésta sea el boleto hacia un mundo mejor, al que sólo llegarían tras un viaje de casi una década para el que necesitarán estar dormidos. Pero, atención, que para poder concretarlo contarán con un tiempo limitado.
Lo esperado sucederá, y en esta estación abandonada se encontrarán no sólo con un viejo protagonista de la película original dispuesto a todo por que se cumpla el objetivo inicial, sino porque esa nave estará literalmente infestada de numerosos y babeantes xenomorfos que harán las delicias de todos los espectadores que busquen asustarse y sacudirse en sus plateas. Es que los anónimos monstruos siempre fueron protagonistas principales. Quizás porque incluían la espantosa posibilidad de alojarse y esconderse dentro de un cuerpo humano, hasta el momento de reventarlo y seguir con su afán destructivo.
Cailee Spaeny hace de Rain, quien tiene un medio hermano Andy, que en realidad es una persona sintética algo fallada y con aspecto humano, a la que de vez en cuando debe resetear, programado sólo para servir y proteger a Rain, y que será utilizado como llave digital de los sistemas que permiten el acceso al objetivo final. Spaeny es bastante buena actuando, pero no le alcanza para superar la performance actoral de la Weaver, aunque ello ya no le importe a nadie.
Vamos a lo más grueso: “Alien: Romulus” no es ni precuela ni secuela. Es una intercuela que debe ubicarse entre la primera y segunda película. Digamos también que “Romulus” no los deja locos pero si atendemos a las reacciones en la sala de cine está claro que sí les gusta a los fans de la saga. Es un buen entretenimiento, a la altura de la historia de sus predecesoras. Y cumple con todos los requisitos del género.
Aunque, claro, la primera de 1979 es insuperable, porque sumado a un terror recién inaugurado con monstruos espaciales que casi ni se veían hasta el final de la cinta, en el marco de un opresivo terror claustrofóbico, la teniente Ripley, interpretada por Sigourney Weaver, en su inefable, involuntario y horroroso vínculo con la bestia exhibía una indescriptible cuota de perverso erotismo que no ha podido ser igualada nunca, entre una mujer que apelará a cualquier recurso para sobrevivir y un monstruo de doble mandíbula y atributos fálicos al que busca eliminar.
Y otra conclusión: el final de “Romulus”, un poco alargado, quizás, va desdibujando lo bueno que fue elaborando a lo largo de esa hora final. “Alien: Romulus” no es mala, no es regular, no es excelente. Es una buena película que debería dejar satisfechos a todos los seguidores de una saga que promete prolongarse.
FICHA TÉCNICA
“Alien: Romulus” (USA – UK, 2024)
De Fede Álvarez – Géneros: terror, ficción
Con C. Spaeny y D. JonssonDuración: 119´- Calificació