Por Ernesto Edwards/Filósofo y periodista @FILOROCKER
Se fue Delon. Su extensa filmografía lo hizo eterno. Incluso para el rock
Ahora que pasaron algunas semanas y todo se acalló. Porque así sucede permanentemente. Aunque quizás en algún aniversario haya quien lo evoque, fuera de su familia. Ahora que dejó de ser un afiche enmarcado. O que tal vez lo sea para siempre. Ahora es momento de hablar de él. Con más distancia, con menos emociones y nostalgias. Sabiendo que es posible que una generación entera no lo haya conocido nunca, considerando que su última película exitosa como protagonista (“Une chance sur deux”) la filmó en 1998.
Quizás convenga contar algo de la desaparición definitiva del universo cinematográfico del actor francés Alain Delon(1935 – 2024), a sus 88 años. Lo cual es una forma de decir, porque Delon trabajó como actor, en pleno auge de la edad de oro del cine galo, justamente en 88 títulos inolvidables, junto a rutilantes estrellas de todas las épocas y dirigido por los mejores realizadores de su tiempo. Y todo ello desliza una extraña forma de presencia, con esa magia que otorga el cine, con la complicidad de espectadores que seguirán haciendo de cuenta que todo sigue igual.
Cuesta mucho trabajo sobreponerse a una imagen que opacaba cualquier otro talento artístico. Alain Delon, en cualquier pose que se lo fotografiara, siempre iba a ser un poster. Era habitual escuchar exageradas valoraciones del estilo de que Delon fue el hombre más hermoso del mundo. Algo que sólo se recuerda, a nivel extremo, de haberse dicho sobre otros dos actores de diferentes épocas: de Rober Taylor, en la antigüedad clásica hollywoodense, y de Brad Pitt, el más cercano a nuestros días actuales. Pero muchos tienen la impresión de que como Delon no habrá ninguno igual. A tal punto que enamoraba sin distinciones tanto a mujeres como a hombres, en una época en la que era infrecuente que se saliera con facilidad del placard. Y que hasta los hombres muy hombres se sentían atraídos por el actor galo. Sin ir muy lejos, en Argentina, se dice que hubo un caso muy resonante por parte de alguien que parecía encarnar el paradigma de la virilidad. Pero ello es incomprobable y forma parte de lo que fue su vida privada.
En su prestigioso currículum cinematográfico encontraremos títulos como “A pleno sol” (la primera adaptación de Mr. Ripley), “Rocco y sus hermanos”, “El gatopardo”, “El eclipse” y “Círculo rojo”, siendo dirigido por realizadores como René Clemént, Luchino Visconti, Michelangelo Antonioni, Jean-Pierre Melville y Jean-Luc Godard, y compartiendo cartel con actores de la talla de Jean Gabin, Jane Fonda, Jean-Paul Belmondo, Yves Montand, Anthony Quinn y Lino Ventura. Sin dejar de mencionar, aunque parezca sexista -pero en esa época no lo era-, a bellas mujeres que lo rodearon, como Romy Schneider, Brigitte Bardot, Claudia Cardinale, Ann-Margret, Monica Vitti y Sidne Rome.
Alain Delon compuso el eterno personaje del galán recio y duro, que se dejaba admirar y amar por las mujeres, y que en sus películas, generalmente policiales de mucha acción, cada dos por tres terminaba muerto. Un permanente perdedor -en la ficción-, entre tantas victorias sentimentales de su vida real.
También le agregaba un toque de preferencia o de rechazo, según los casos de cada seguidor, que Delon siempre se reconociera como un hombre de derechas, muy admirador de Charles De Gaulle, habiendo apoyado asimismo a Giscard d´Estaing, y que se le atribuyeran estrechos vínculos con la mafia francesa. También le aportó a su leyenda haberse alistado a los 17 años en la Marina francesa y haber sido paracaidista durante la Guerra de Indochina.
Hace no tantas semanas Alain Delon, como en una de sus tantas exitosas películas, tuvo su “primera noche de quietud”, que vendría a ser aquella que tienen los que se mueren. Delon ya es eterno desde un DVD, un BluRay, o cualquier plataforma virtual que lo tenga incluido en su catálogo. Muchos querremos volver a ver varios de sus exitosos títulos.
En “La primera noche de quietud” (Italia, 1972, con Alain Delon, Sonia Petrovna y Giancarlo Giannini), que además produjo, se cuenta la historia, ambientada en Rímini, de Daniele Dominici, un profesor de Literatura sin ninguna vocación por enseñar. Su trabajo en la docencia es sólo para ganar algún dinero y poder jugárselo a las cartas. Hasta que haciendo un reemplazo en una secundaria se enamorará de una alumna de 20 años, con un oscuro pasado que ignora. Todo derivará en una tragedia, y como en su libro de poemas, tras un accidente fatal tendrá su primera noche de quietud.
Hace un tiempo que Delon había hecho saber que se había cansado de vivir. También trascendió su presunto coqueteo con la eutanasia. Quizás la decadencia física, posiblemente la decrepitud, y con ellas la imposibilidad de detener el tiempo en aquellos momentos en los que tal vez llegó a ser feliz lo llevó a ese cuadro depresivo.
Es posible que llame la atención el inesperado vínculo entre Delon y el rock, aunque habitualmente alternara con sus músicos más famosos, como Mick Jagger. La portada del disco “The Queen is Dead” (1986) de la banda británica The Smiths -que liderara Morrissey-, y considerado como uno de los registros fundamentales del grupo, lo tuvo como foto de tapa y en blanco y negro, recostado en clara gestualidad de melancolía. La imagen fue extraída del filme “L´Insoumis” (1964) y ese diseño propició que dicho álbum se hiciera inolvidable. Tan icónico fue Alain Delon.
Algunos prefieren recordarlo con una de las canciones que siempre más les ha gustado escuchar a sus fans, esa que el propio Delon, muy joven aun, canturreaba en “Los aventureros”, en esa inmortal grabación que se llamó “Laetitia”, en la que decía “El frágil pájaro un día se cayó. La muerte no lo devolvió…”
Alain Delon murió el pasado 18 de agosto. Tenía 88 años. Pero fue leyenda mucho antes.