Una nueva ley obligará a las empresas tecnológicas que registren datos de actividad cerebral o nerviosa a protegerlos con las mismas garantías que otros datos
El estado norteamericano de California se ha convertido en la primera región que regulará los datos de actividad neuronal. Una ley aprobada esta semana por el gobernador Gavin Newsom exigirá a las compañías que trabajen con estos datos las mismas garantías de protección que exige a otros datos personales.
La nueva ley es relevante porque este tipo de datos empiezan a ser considerados cada vez más importantes en el desarrollo de nuevas interfaces y sistemas de control. Esta misma semana, por ejemplo, Facebook ha mostrado el prototipo de unas futuras gafas de realidad aumentada, conocidas como Proyecto Orion, que entre sus sistemas de control incluye un brazalete neuronal.
Se trata de una pulsera que registra los impulsos nerviosos que se producen en la zona de la muñeca al mover las manos, y que por tanto facilitan controlar el dispositivo tan sólo realizando discretos gestos.
Otras empresas como Neuralink, fundada por Elon Musk, también están investigando nuevas formas de control de ordenadores y todo tipo de máquinas mediante la lectura de la actividad cerebral, con electrodos implantados en el interior del cráneo.
Este tipo de interfaces, que llevan investigándose décadas, son considerados como una prometedora forma de solucionar algunas discapacidades sensoriales o motoras. Elon Musk ha indicado que, en el futuro, los implantes de Neuralink permitirán a personas con parálisis o miembros apuntados controlar brazos y piernas mecánicos, por ejemplo. Sus primeros pacientes ya los utilizan para mover el cursor de un ratón por la pantalla.
Varias startups en Silicon Valley están aprovechando la llegada de sensores neuronales más asequibles y precisos para explorar también en aplicaciones de meditación y salud mental.
La nueva ley equiparará estos datos a otros de características médico y les otorgará las mismas protecciones, impidiendo el acceso por parte de terceros o la compraventa de los mismos. Hasta ahora, algunos expertos legales habían apuntado que este tipo de información podría considerarse en la misma categoría que otros datos biométricos, pero sin un precedente legal que así lo estipule, no existían garantías sobre su protección.
INTELIGENCIA ARTIFICIAL
La nueva ley ha entrado en vigor al mismo que el veto del gobernador a primera ley estadounidense que regula la tecnología de inteligencia artificial, que también iba a ser exclusiva -de momento- del estado de California.
Denominada SB 1047, la ley obliga a las empresas tecnológicas responsables de grandes modelos largos de lenguaje (la tecnología que hace posible aplicaciones como ChatGPT) a instalar sistemas de protección para proteger a los usuarios.
Según Newsom, su decisión de bloquear la puesta en marcha de la ley se debe a la imprecisión a la hora de determinar la aplicación y sus consecuencias. «Aunque tiene buenas intenciones, no tiene en cuenta si un sistema de IA se implementa en entornos de alto riesgo o implica la toma de decisiones críticas. Aplica estándares estrictos incluso a las funciones más básicas», explicó.
El temor entre algunos políticos y buena parte de la comunidad de Silicon Valley es que este tipo de medidas frene la innovación y velocidad de despliegue en el campo de la inteligencia artificial, dando ventaja a otros países -sobre todo a China– en el desarrollo de futuras herramientas.