Asia se ha convertido en la base de operaciones de muchos de los sindicatos de estafas y delitos online. Se organizan a través de Telegram y su alcance es global.
El año 2023 ha sido uno extremadamente lucrativo para los ciberdelincuentes, sobre todo los que operan desde China y el sudeste asiático. Según un informe de las Naciones Unidas, los diferentes sindicatos del crimen que opera a través de la red lograron recaudar más de 33.000 millones de euros a base de estafas y robos en la red.
Es una cifra récord que ha sido posible gracias a muchos de los cambios de conducta surgidos tras la pandemia. Pasamos más tiempo en al red y por tanto más tiempo expuestos a intentos de estafa.
Pero es también la consecuencia de un aumento significativo del número de delincuentes y grupos organizados que operan con impunidad desde varios países del sudeste asiático, una región del mundo, según Naciones Unidas, que se está convirtiendo en el centro de operaciones desde donde se organizan los delitos más sofisticados.
Los grupos criminales han encontrado además en la aplicación de mensajería Telegram la mejor forma de organizarse. «Hay una fuerte evidencia de que los mercados de datos clandestinos se están moviendo a Telegram y los proveedores buscan activamente dirigirse a grupos de delincuencia organizada con sede en el sudeste asiático», explican desde la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC).
El uso de sistemas automatizados y bots en Telegram ha vuelto trivial para los criminales la obtención de información personal, como números de identidad, tarjetas de crédito y direcciones, de millones de personas en todo el mundo. Con esos datos en la mano, estos grupos crean diferentes estrategias para estafar a las víctimas.
Telegram también se ha convertido en la fuente más socorrida a la hora de buscar malware o lavar el dinero obtenido de estas estafas.
El informe de Naciones Unidas añade más presión a la aplicación de mensajería, que desde hace un mes está en el foco de los reguladores europeos por su laxa política en cuanto a moderación de contenidos.
A finales del mes de agosto su fundador, Pavel Durov, fue detenido en Francia dentro de una operación centrada en el abuso a menores. Durov, que fundó Telegram en 2013, se habría negado a proporcionar datos internos de la aplicación para facilitar la operación y su laxa política sobre moderación de contenidos podría ser una de las razones para la proliferación de todo tipo de delitos en la plataforma, incluida la distribución de imágenes de estos abusos.
Desde su detención, Durov ha endurecido algunas de las políticas de moderación de Telegram y reiterado su compromiso a facilitar datos de identificación clave, como las direcciones IP de los usuarios, en investigaciones que cuenten con autorizaciones judiciales para acceder a los mismos. La red cuenta con unos mil millones de usuarios registrados en todo el mundo.