Milei convocó a sesiones extraordinarias sin incluir el Presupuesto 2025, repitiendo la estrategia de gobernar sin una herramienta clave en un año electoral.
La exclusión del Presupuesto 2025 llama la atención en el contexto de un año electoral clave. Milei, quien ya gobernó sin presupuesto aprobado en 2024, se prepara para transitar un nuevo período sin una herramienta clave para planificar el gasto público y deberá prorrogar nuevamente el Presupuesto 2023. La decisión, que responde tanto a la falta de respaldo legislativo como a una estrategia política deliberada, refleja un estilo de gobierno que prioriza la confrontación ideológica sobre la gestión tradicional.
«Dar la batalla cultural»: La visión de Milei
En paralelo, Javier Milei ratificó su enfoque combativo al disertar en la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC) realizada en Buenos Aires. Allí, el mandatario llamó a «dar la batalla cultural» y subrayó la necesidad de desafiar los consensos políticos tradicionales. “No nos interesa continuar con los famosos consensos de la política. Hemos venido a romper con ellos”, declaró ante una audiencia que celebró su retórica confrontativa.
El Presidente destacó los logros de su gestión en su primer año, calificándolos como «el ajuste más grande en la historia de la humanidad», y valoró el apoyo internacional que recibe de líderes como Donald Trump y Nayib Bukele. Además, calificó a la política tradicional como «una colonia de leprosos» y se mostró escéptico del diálogo y el consenso, que considera herramientas «funcionales a la izquierda criminal».
Un estilo de gobierno desafiante
Al afrontar un nuevo año sin presupuesto aprobado, Milei refuerza su perfil disruptivo, confiando en su capacidad de navegar por un terreno legislativo adverso. Aunque la falta de presupuesto limita la previsibilidad económica, su estrategia busca consolidar una narrativa en la que el Ejecutivo se presenta como un «faro de libertad» en un mundo dominado por el socialismo.
La decisión de gobernar sin presupuesto no solo subraya la tensión entre el Gobierno y el Congreso, sino que plantea interrogantes sobre cómo se gestionará el gasto público en un año electoral, cuando las demandas sociales y las presiones económicas suelen incrementarse. Para Milei, sin embargo, la prioridad parece estar en ganar la batalla cultural antes que en las herramientas de la gestión política convencional.
Fuente:Infocielo