Un relato dramático de los últimos días de la cantante de ópera, es lo que nos propone el director chileno Pablo Larraín.
María Callas no solo había sido la soprano más importante de su época y tenía una presencia inigualable en la escena de la ópera sino que dio vida eterna a Medea en la obra de Pier Paolo Pasolini, su gran amigo, siendo esta la única vez que la gran diva incursionó en el cine en 1969.
Pablo Larraín en Maria Callas, hace una arriesgada disección de una figura femenina signada por la fama y la tragedia. “La Callas” fue mito y tragedia mucho antes que Aristóteles Onassis la cortejara, la convirtiera en su amante y luego la abandonara para desposar a la viuda de Kennedy.
Maria era la cantante de ópera más famosa de su tiempo y para Larraín no podía ser otra que la interpretara que Angelina Jolie.
Larraín comienza su película, con una toma lejana que no se atreve a enfocar a una mujer que yace en el suelo, los oficiales de policía conversan, los camilleros ya están en escena, el psiquiatra desvía la mirada desde un rincón junto a los paramédicos Maria ya no está, no está su voz ni su presencia, solo un cuerpo inánime tendido en el suelo. Ferruccio (Pierfrancesco Favino) y Bruna (Alba Rohrwacher), el mayordomo y el ama de llaves, los únicos que la acompañaron y la quisieron en sus últimos días, se miran en silencio.
En esta película Maria canta ante nosotros, para nosotros. La imagen en blanco y negro es la de Angelina Jolie que da una emoción inusual al personaje, los destellos de su vida pública se entremezclan entre imágenes icónicas y en conciertos, firmando autógrafos , recibiendo ramos de flores de mandatarios importantes.
“No quería hacer una película sobre Callas sin la música de Callas”, explicaba el director en una entrevista con el sitio The Playlist en noviembre pasado. “Sería una locura. Pero al mismo tiempo, tenía que hacerla creíble, y la forma de hacerla creíble era con Angelina cantando realmente en voz alta con todo su corazón. Y esa no es solo la mejor manera de filmar una película como Maria Callas para que sea creíble y veraz, sino que también fue la mejor manera para que Angelina se acercara al personaje”. Jolie perfeccionó durante siete meses su entrenamiento vocal y parte de su registro se incluyó en las escenas finales de la película, en las que Callas comienza a sufrir la alteración de su voz. “Decidimos grabar todo lo que hizo Angelina. No solo su voz, sino también su respiración, el sonido de su ropa crujiendo, todo. Luego esos sonidos se mezclaron con las voces originales de Callas para lograr un acercamiento a la transformación del personaje tal como ocurrió, en cuerpo y voz”.
Porque María no es un Biopic convencional?
Porque no es toda la vida de Callas, desde su nacimiento a su muerte a través de su carrera, sino el compendio de recuerdos que habitan en su mente en la última semana de su vida. Una serie de fantasmas que desfilan en sus sueños, retazos de su vida adolescente en Grecia durante la ocupación nazi, la conflictiva relación con su madre, la dependencia de la medicación, el recuerdo de los desaires de Onassis, la agonía por la pérdida de su voz en los últimos años. Larraín logra conjugar la artista , el ascenso a la cima como soprano, su reinado en la escena italiana con las óperas de Verdi y Donizetti y su costado de diva del jet set, sus caminatas por París, el anhelo de ser reconocidas por sus fans y los desplantes de la prensa. Todo esto ahora solo persiste en su memoria , ahora que está sola y en silencio y que la música solo existe en los discos que suenan en falso en su memoria.
Maria Callas vivió en sus años de retiro, poco antes de su muerte junto a sus dos caniches, a Bruna, su ama de llaves que le cocinaba y escuchaba cantar cada mañana y a su fiel Farruccio, el mayordomo que le llevaba un estricto control del consumo de ansiolíticos y antidepresivos, como así también las visitas de su médico y en el último tiempo los rescates de los bares.
En un determinado momento María les anuncia que recibirá la visita de un reportero, un reportero de alguna revista de famosa de Europa o talvez un entrevistador de la televisión, que no lo recuerda., a lo que que Faruccio le pregunta : es real la visita? a la cual no obtuvo respuesta. Pero el reportero a quien María lo llamaba Mandrax (Kodi Smit-McPhee) l, como la pastilla que tanto la hace feliz, se presenta con su micrófono y su grabador ávido de un poco de escándalo. Juntos salen a recorrer las calles húmedas de París, y María evoca las visitas nocturnas del fantasma de Onassis, la conmoción al encarnar a Ana Bolena en La Scala, el naufragio de su matrimonio con Meneghini, el delirio del público en la Ópera Lírica de Chicago. Confesiones que no se escatiman en la recta final.
María Callas fue una mujer que amó la música por sobre todas las cosas; la agonía por la pérdida de su voz fue más dolorosa que la herida en el orgullo tras el abandono del magnate naviero
La escena final
En el distrito dieciséis de Paris se despide, con un atuendo final que no es exactamente el de la última aparición en escena, el cual fue envuelto en llamas tras un ataque de furia, sino con un fino y frágil camisón de satén , contando con una orquesta imaginaria que seguirá sus acordes y su voz prodigiosa que revolucionó la escena del siglo XX. María recuerda entre lágrimas y Angelina deja escapar su voz, fundiéndose ambas en el mítico departamento de la avenida George Mandel y donde es escuchada por espectadores escondidos, para no ser vistos y que lloran en silencio para no opacar el último acto de “La Callas”.
Maria Callas fue encontrada sin vida en su apartamento el 17 de septiembre de 1977 en París,Francia a la edad de 53 años, la causa oficial de su muerte fue un ataque cardíaco pero para muchos fue el desenlace de años de tristeza y aislamiento.
Por Sandra Cortés