Después de años de movimientos estratégicos, Arcor finalmente dio el paso que todos esperaban: anunció que tomará el control total de Mastellone Hermanos, la histórica empresa argentina que produce la icónica marca La Serenísima.
La decisión fue oficializada ante la Comisión Nacional de Valores (CNV) y deja en claro que el gigante alimenticio de Arroyito no planea compartir el liderazgo en el mercado lácteo.
El proceso comenzó en 2015, cuando Arcor —junto a su controlada Bagley— compró el 25% de Mastellone por unos 60 millones de dólares. Desde entonces, no paró de sumar acciones: en 2017 ya tenía el 40%, en 2019 el 43% y en 2020 rozaba el 49%. El contrato firmado entonces le permitía, hasta 2025, ejercer una opción de compra para quedarse con el 100%. Y ese momento llegó.
El directorio de Arcor resolvió ejercer la opción de compra por el 51% restante de las acciones, con el objetivo de hacerse del control total de Mastellone. Esto implica la compra de la parte que aún estaba en manos de la familia fundadora y del fondo de inversión Dallpoint.
Por otra parte, el proceso no será tan sencillo: desde Mastellone ya avisaron que impugnarán el precio ofrecido, al considerar que no respeta lo pactado en 2015. Se abre ahora un plazo de 30 días para negociar el valor final de la operación.
Por el momento, la estructura de gestión de Mastellone no sufrirá cambios. Aunque una cosa es segura: La Serenísima seguirá siendo la referencia obligada en la góndola, pero ahora completamente bajo el ala de Arcor, que pisa cada vez más fuerte.
Mastellone, un imperio alimenticio argentino
Fundada en 1929 por Antonino Mastellone y Teresa Aiello, Mastellone Hermanos no solo es dueña de La Serenísima. Su extenso portafolio incluye productos esenciales para la mesa diaria de millones de argentinos: leche, dulce de leche, quesos, manteca, crema, yogures, postres y hasta alternativas vegetales.
Además, maneja marcas reconocidas como Finlandia, Cremón, La Armonía, Martona y Ser. Un imperio de la alimentación que, en gran parte, moldea los hábitos de consumo del país.
Hasta ahora, el control de Mastellone era compartido entre Arcor, Danone y la familia fundadora. Sin embargo, las diferencias estratégicas, especialmente entre el fondo Dallpoint y la multinacional francesa, aceleraron la necesidad de unificar el mando.
El futuro: más exportaciones y expansión
“No podemos tener dos compañías con estrategias distintas en un entorno tan competitivo“, había explicado Carlos Agote, presidente de Mastellone y fundador de Dallpoint, en una entrevista con La Nación.
El objetivo: crecer en exportaciones y consolidar a la empresa en un mercado global donde los lácteos argentinos tienen “una gran oportunidad”.
Hoy Mastellone genera US$150 millones anuales a través de su subsidiaria en Brasil, Leitesol, y proyecta que, en cinco años, la mitad de su producción podría destinarse al mercado internacional. Una jugada estratégica en un contexto mundial de alta demanda láctea. ¿Y el mercado local? Una pregunta a la que el tiempo despejará la respuesta.
Arcor, compañía argentina famosa mundialmente por sus golosinas y alimentos, ahora refuerza su posición en un sector clave de la alimentación, donde “La Serenísima” ya tiene un protagonismo indiscutido.
Más que una compra, este movimiento consolida a Arcor como el actor dominante en el mercado lácteo argentino, dejando pocas dudas sobre quién marcará las reglas del juego.