Ayer por la tarde tuvieron lugar las actividades centrales por el 42° aniversario de María del Rosario de San Nicolás en el marco de una multitud de fieles y peregrinos: la procesión en las inmediaciones del Santuario y la misa en el ‘Campito’ presidida por el obispo Hugo Santiago. A la mañana, junto al rector del Santuario, Pbro. Gustavo Salse, brindaron una conferencia de prensa. Se trató de una jornada a pleno sol y color, con cientos de historias y testimonios de pedidos y agradecimientos.
El referente de la diócesis en su homilía llamó la atención sobre los actuales despidos laborales, el rol de la fe ante las enfermedades graves, las redes sociales, las confrontaciones, los migrantes africanos en las barcas, las guerras, la interrupción voluntaria del embarazo y la eutanasia, entre otros temas.
Participaron de la celebración el intendente Santiago Passaglia, integrantes del Concejo Deliberante y autoridades de las Fuerzas de Seguridad.
Los festejos ya habían comenzado en la tarde-noche del 24, cuando arribó al Campito la peregrinación a pie proveniente de Buenos Aires y la procesión que partió desde La Emilia. En ese marco, la imagen de San Nicolás de Bari –patrono de la ciudad y de la diócesis– fue presentada a miles de personas antes de la tradicional vigilia de oración. La misa de bienvenida a María también fue oficiada por el obispo Santiago.
“Sin trabajo una familia no puede vivir”
La homilía central tuvo como eje referencias al papa León XIV, quien reflexionó sobre el grito de Jesús en la cruz antes de morir como grito de esperanza, como un gesto ante quien lo puede ayudar, esperando contra toda esperanza. También retomó el concepto de gritar al mundo para que “la globalización de la indiferencia” de la que habló el papa Francisco no se transforme en la globalización de la impotencia, de sucumbir en el “no hay nada por hacer”.
Y asoció esta idea a problemáticas de la actualidad. “En efecto, cualquiera de nosotros que no tiene poder, ante los centenares de familias de la sociedad que están sufriendo los despidos masivos de fuentes de trabajo, desde nuestra impotencia estamos tentados de quedarnos mudos y decir: ‘No hay nada por hacer’. (…) Quienes se quedaron sin trabajo se tienen que unir y pedir ayuda a quienes, sinceramente, y sin componendas ni dobles discursos, los pueden ayudar a que la fuente de trabajo no se pierda. Tienen que conformar un grito pacífico –desarmado y desarmante– que busca el diálogo y quiere hacer tomar conciencia a sus interlocutores, que sin trabajo una familia no puede vivir”, instó.
“Escuchar, vencer la apatía”
En otro orden, propuso: “Tenemos que ser trabajadores por la paz, pacificando las redes sociales, decirle ‘no’ a la cobardía de destruir a los demás escondidos detrás de una pantalla. (…) Tenemos que dejar de confrontar en el deporte, la política y el trabajo, como si el otro fuera un enemigo que hay que eliminar” y apeló a buscar el encuentro y el entendimiento. También a saber escuchar, venciendo la apatía y la indiferencia para considerar ‘el lugar del otro, que puede ser el nuestro luego’.
Santiago también sostuvo: “Tenemos que escuchar los gritos silenciosos de tantos niños que fueron ultimados en el seno de sus madres por una ley insensata de quien no tuvo conciencia de que si la ley que dictó hubiese estado vigente cuando estaba en el seno de su madre, hoy probablemente no existiría”.
Y agregó: “En esta cultura de la muerte, donde se descarta a los que no producen, se intenta legalizar la eutanasia, con la excusa de legalizar el sufrimiento. La vida es un regalo de Dios, no tenemos autoridad para ponerle fin por nuestros propios medios”.
Santiago concluyó: “Hoy con nombre de María del Rosario de San Nicolás, la Virgen nos invita a gritar ante los desafíos dolorosos de nuestro peregrinar, como un grito pacífico y de esperanza que confía en el Padre Dios, capaz de lo inaudito”.