El tren de pasajeros entre Buenos Aires y Bahía Blanca fue dado de baja de manera definitiva, sumándose a las doce líneas ferroviarias que dejaron de operar desde la asunción de Javier Milei en diciembre de 2023. El cierre marca el fin de un servicio emblemático para el sur bonaerense y profundiza el proceso de desmantelamiento de la red ferroviaria nacional.
Un cierre anunciado
El servicio se encontraba suspendido desde marzo de 2023, tras el descarrilamiento de una formación cerca de Olavarría. Ahora, Trenes Argentinos confirmó su cancelación definitiva, argumentando que el deterioro de las vías y los altos costos de reparación hacían inviable su reactivación. La decisión se enmarca en la “Emergencia Ferroviaria” decretada por el Ejecutivo en 2024, que otorga al gobierno la facultad de suspender o eliminar ramales, talleres y servicios bajo el argumento del deterioro estructural.
La medida incluye también la clausura de la estación Bahía Blanca Sud, un edificio histórico que quedará bajo custodia de la Policía Federal. Diecisiete trabajadores fueron despedidos, sumándose a los más de 3.000 cesanteados en todo el país, según estimaciones gremiales, desde la implementación del plan de emergencia ferroviaria.
Una red en retroceso
El ajuste del sistema ferroviario ya afectó otros ramales: el tren expreso Buenos Aires–Rosario, eliminado en mayo de 2024; el servicio turístico Mercedes–Tomás Jofré del Belgrano Sur, interrumpido tras el derrumbe de un puente; y los trenes a San Luis, Pehuajó, Pinamar y Cañada de Gómez, entre otros. En la mayoría de los casos, las suspensiones fueron justificadas por “baja demanda” o “costos de mantenimiento elevados”.
Un golpe al sur bonaerense
La desaparición del tren a Bahía Blanca representa un golpe simbólico y económico para el sur de la provincia. Desde su inauguración en 1884, como parte del histórico Ferrocarril del Sud, el servicio había sido un vínculo vital para las economías locales y un medio de transporte accesible para miles de pasajeros.
Sin alternativas claras de reemplazo, las localidades que dependían de ese ramal quedan ahora más aisladas. Para muchos vecinos, el cierre no solo implica la pérdida de un servicio público esencial, sino también el final de un capítulo histórico que había resistido privatizaciones, crisis y décadas de abandono estatal.