Si bien estos roedores suelen aparecer en el registro fósil de la región, los ejemplares bien conservados que provienen de dicha edad geológica son menos frecuentes y muy valorados, ya que provienen de una época de la que aún faltan conocer detalles de esa fauna prehistórica.
El fósil fue hallado durante una recorrida por un sector de barrancas cercanas al barrio Bajo Campodónico.
El pequeño cráneo, con sus mandíbulas perfectamente articuladas y su dentición intacta, fue hallado por Walter Parra, en compañía de Alexis Celié, Javier Saucedo, Julio Simonini, Jorge Martínez y José Luis Aguilar, del grupo del museo.




