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Kingston XS1000: teras en el bolsillo

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El disco duro externo más pequeño tiene potencia y velocidad a raudales. Es un gran accesorio que no está preparado para la aventura, aunque lo parezca.

Mi primer disco duro medía la capacidad de almacenamiento en Megabytes y ocupaba más o menos lo que la última generación de ordenadores Mac Mini. Era un armatoste lento y pesado, así que al ver las últimas generaciones de discos duros externos, no puedo hacer menos que maravillarme.

Me ha pasado recientemente con el Kingston XS1000, uno de los discos duros externos más pequeños que se pueden encontrar en el mercado. Con sólo 29 gramos de peso y unas dimensiones que se confunden con los de un pendrive, desafía a la lógica que en su interior sea capaz de guardar hasta 2 TB de datos.

Lo he probado durante los últimos meses en su configuración de 2 TB como memoria adicional y disco de carga alternativo en varios de mis ordenadores y como destino de copias de seguridad de mi ordenador principal, que apenas tiene un cuarto de la capacidad de almacenamiento, pero su tamaño y peso lo hacen también ideal para otras aplicaciones, como el volcado directo de una cámara de fotos o vídeo, por ejemplo. Un pequeño trozo de velcro basta para adherirlo a prácticamente cualquier dispositivo.

Y es rápido en escenarios bastante comunes. Kingston asegura que tiene una velocidad de lectura de hasta 1.050 MB/s y en lectura secuencial, esa cifra es bastante exacta y se mantiene incluso durante largos periodos de acceso. En escritura secuencial, la velocidad suele rondar los 950 MB/s.

Archivos muy grandes que no se benefician de la memoria caché interna pueden rebajar esa cifra, pero aún así es un disco duro externo increíblemente rápido y que a pesar de su tamaño y no contar con un ventilador activo, no se calienta en exceso durante un uso intensivo.

La única conexión es una conexión USB 3.2 Gen 2. Kingston incluye un cable en la caja, pero curiosamente es un cable USB-C a USB-A con adaptador, a pesar de que a estas alturas tendría más sentido optar por un USB-C a USB-C.

Después de casi dos meses de uso intensivo, sólo he encontrado dos aspectos que podrían mejorarse. El primero es que a pesar de su apariencia, tamaño y lo fácil que es llevarlo encima, no es un disco pensado para la aventura. No tiene resistencia a polvo o agua, por ejemplo. El segundo es que otros discos en su misma clase de precio y prestaciones a menudo ofrecen algunas características adicionales como cifrado de datos por hardware y lectores biométricos. También suelen estar disponibles en configuraciones de hasta 4 TB, mientras que este Kingston se queda en 2 TB como máximo.

Para la inmensa mayoría de usuarios, no son grandes inconvenientes y un sacrificio que se hace a gusto a cambio de tener un disco duro muy amplio que se puede esconder en cualquier bolsillo de la bolsa de un portátil o la mochila, o incluso llevar siempre encima. El Kinston XS1000 está ya disponible en color negro o rojo a un precio que arranca en unos 90 euros para el modelo de 1 TB y 125 euros para el modelo de 2 TB, aunque es fácil encontrarlo rebajado en la mayoría de distribuidores.

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