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Diego Maradona: vivir sin D1OS

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Por Ernesto Edwards/Filósofo y periodista @FILOROCKER

A cinco años de muerto Maradona el fútbol nunca fue el mismo

Diego Armando Maradona (1960 – 2020) fue el mejor del fútbol. Luego veremos por qué. Pero, como diría Charly García, nunca aprendió a vivir. O, mejor, vivió y murió como quiso.

Nunca dejó indiferente a nadie. Fue un personaje único, controvertido e irrepetible. Tan polémico que provocaba ambivalencias y contradicciones. Tanto amores como odios. Era tan transparente y frontal que no conocía de diplomacia. Siempre con sus luces y sus sombras, entre su proximidad con dictadores, y su rebeldía eterna, esa que le admirábamos.

Fue también el autor de un puñado de populares frases célebres, porque era el más hábil declarante del fútbol. “Se le escapó la tortuga”. “Le toma la leche al gato”. “Me cortaron las piernas”. “Pelé debutó con un pibe”. “Me siento más solo que Kung Fu”. “Te espero en Habana y Segurola”. “Más falso que dólar celeste”. “La pelota no se mancha”. Y “La tenés adentro”. Con ese ingenio y picardía que todos le reconocían.

Su vida privada y sus definiciones políticas probablemente han dejado mucho para opinar. Pero, en todo caso, con sus equivocaciones sólo se hizo daño a él mismo. Y a su familia, que no es poco. Quizás por ello se encargaba de repetir que nunca quiso ser modelo de nada. Simplemente porque no podía serlo. 

A finales de 2020, en plena pandemia, se fue un crack. El más grande. El mejor del fútbol de todo el mundo y de la historia. No era Dios, pero sí el D10S de un juego que jugó como nadie. Representó a Argentinos Jrs., Boca Jrs., Barcelona, Nápoli, Sevilla y Newell´s Old Boys, pero lo respetaban y admiraban los hinchas de todos los clubes y países. Y todos sus rivales, también.

Hubo culpables. Claro que los hubo. Y que esperan nuevo juicio para marzo de 2026. Pero el 25 de noviembre de 2020 fue su única gran derrota. La definitiva, la que no da revancha. La esperada y tan temida. Un partido que venía perdiendo desde hacía mucho. Sus excesos y adicciones lo deterioraron tempranamente. Demasiado con sesenta años para un exdeportista de élite, que siguió viviendo a la misma velocidad y con idéntico vértigo con los que llevaba la pelota atada a su pie izquierdo. Asimismo fue otro caso más de una extensa lista de “los que fracasan al triunfar”, como explicaba el Psicoanálisis. Pero fue también la profecía autocumplida de un niño de 10 años que decía que su sueño era jugar en primera.

Pier Paolo Pasolini afirmaba que “el fútbol es un sistema de signos, por lo tanto es un lenguaje. Hay momentos que son puramente poéticos. Se trata de los momentos de gol. Cada gol es siempre una invención, es siempre una subversión del código”. Maradona fue un gran exponente de ello. 

Paolo Sorrentino, el talentoso director cinematográfico napolitano, al ganar el Oscar por “La Grande Bellezza”, dedicó el lauro a la figura de Diego Armando Maradona, sorprendiendo al mundo, que no sabía o no recordaba que el exjugador le dio vida y orgullo al postergado sur italiano. El mismo realizador que un año después de la muerte de su ídolo, en 2021, filmaría la autobiográfica “Fue la mano de Dios”. 

Jorge Valdano, el filósofo del fútbol, y su gran socio a la hora del gol a los ingleses, directamente, por la emoción, por esos días no pudo hablar al momento de recordarlo mientras estaba al aire. En su columna escribió que “Hay algo perverso en una vida que te cumple todos los sueños, y él (Maradona) sufrió como nadie la generosidad de su destino. …Era él contra el mundo, y ganaba él”.

Su palmarés futbolístico siempre fue comparado con el de Lionel Messi, otro jugador distinto. Y podría afirmarse que el rosarino fue más exitoso en cuanto a logros, si contamos campeonatos, goles y reconocimientos, y aunque en 2022 finalmente conseguiría ganar el Mundial de Qatar con el seleccionado argentino, en la consideración general Maradona siempre fue el más grande. Porque fue el que se peleó con los poderosos. Con el Norte acaudalado. La puteada a los italianos cuando insultaban nuestro Himno Argentino en el Mundial de Fútbol de Italia 1990 provocó que su carrera terminara abruptamente en dicho país. 

También era el que se sobreponía a las adversidades, el que le daba épica a cada logro, el que reivindicó a todos los argentinos, tras la Guerra por Malvinas, en ese inolvidable partido enfrentando a la selección de Inglaterra en el Mundial de Méjico en 1986, cuando en los mismos 90 minutos burló a los ingleses con un tanto convertido con la mano, para luego meterles el mejor gol de la historia, con más de medio equipo contrario despatarrado por el camino. 

Para el rock siempre fue un referente por méritos propios, y motivo y tema de numerosas canciones del género. Tribuneras y de tablón. Andrés Calamaro, con “Maradona”, lo homenajeaba en vida.

Ratones Paranoicos, junto a Calamaro, aportaron “Para siempre Diego”, usando una antigua melodía: “Quisiera ver al Diego para siempre, gambeteando por toda la eternidad. Es verdad que el Diego es lo mas grande que hay”.


Los Piojos y su “Maradó”, lo pintaban entero: “Cae del cielo brillante balón. Toda la gente y todo el mundo ve. Una revancha redonda en su pie. Todo el país con él corriendo va. Caen las tropas de Su Majestad. Y cae el Norte de la Italia rica. Y el Papa dando vueltas no se explica. Muerde la lengua de Joao Havelange. ¡Maradó, Maradó!”

“El sueño del pibe” y esa letra que cantara el propio Diego y luego versionara La Beriso como un tango en clave de rock.

Mano Negra y “Santa Maradona”, el santo al que que hay que rezarle al momento de rogar por tu equipo. Y Manu Chao, una vez más, con “La vida tómbola”. Si hasta Joaquín Sabina lo evocaba en “Dieguitos y Mafaldas”, dando contexto boquense a la canción. 

Los Cafres en “Capitán Pelusa” son contundentes: “Tu gente no te cuestiona, no se resiente. Te espera con un grito caliente”. Attaque 77 en “Francotirador” recordaba: “El pibe de Fiorito late en nuestro corazón”. Y Charly García con “Maradona Blues” y un momento complicado del 10: “No sé qué droga te arenga más que yo. Pero esta lluvia no pasó”. Lo propio Flavio con “Quinto Bitle”, comparándolo con los grandes de Liverpool: “Tumba, retumba, redonda candente. Planeta careta. Veneno hasta los dientes”.  

“La mano de Dios”, inmortalizada por el Potro Rodrigo Bueno, fue el gran himno que recuerda al mejor jugador de la historia: “…Por no venderse jamás, al poder enfrentó. Curiosa debilidad, si Jesús tropezó, ¿por qué él no habrí­a de hacerlo?”

Clásicos rivales para siempre, los brasileños por esos días dijeron que Diego Maradona fue el más humano de los inmortales. Para los franceses de “Léquipe” el título fue “Dios ha muerto”. Y el de “As”, de España, fue “Diego que estás en los cielos”. 

El Diez acrecentó su leyenda. Para algunos, la pelota quedó huérfana. También, para muchos, ese 25 de noviembre de 2020 fue como si se hubiera muerto el fútbol.

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