Mientras se somete a una serie de hábitos tan argentinos como el mate, la siesta y los partidos de truco con los muchachos, Isidoro Vidal se va dando cuenta de que está dejando de ser joven. Al mismo tiempo, lo acecha una serie de crímenes violentos; asesinatos y secuestros que tienen en común la edad de las víctimas y argumentos tan polémicos como el crecimiento desenfrenado de la población. Esa otra guerra -una guerra civil y despareja, apocalíptica, pero, a la vez, atávica- es precisamente la que describe con sus imperecederas armas narrativas Adolfo Bioy Casares en esta novela indispensable de la literatura argentina; una guerra que, como todas, pero incluso mucho más que las otras, se define por el hecho de escupir hacia arriba.
Tenés que leer..
Artículo anterior
Artículo siguiente
Últimas noticias
El derecho a desconectar: un nuevo equilibrio laboral en la era de la hiperconectividad
La vida laboral ha cambiado radicalmente con la digitalización. La vida laboral ha cambiado radicalmente con la digitalización. Hoy, muchas...